Barreras puestas por presos impidieron labor
de rescate

Barreras puestas por presos impidieron labor <BR>de rescate

POR GERMAN MARTE
HIGÜEY.-
Las autoridades afirmaron ayer que el fuego en que murieron 134 reclusos en la cárcel de aquí fue provocado por una de dos bandas que se disputan el control del recinto, pero presos sobrevivientes indicaron que el fuego comenzó con las lacrimógenas que lanzaron los custodias, aunque algunos indicaron que lo prendieron para impedir que entraran a sus celdas otros prisiones que los estaban atacando.

Tanto los agentes policiales como los prisioneros sobrevivientes indicaron que entre los custodias y los reclusos hubo intercambio de disparos cuando luego que se produjo el fuego. Las autoridades consideraron «inexplicable» que hubiera armas de fuego en poder de los prisioneros.

Uno de los reclusos dijo que los candados que cerraban las celdas tenían en el llavín pedazos de madera y metal para impedir que funcionaran, y dos dijeron que una de las rejas estaba electrificada, lo que impidió a un sargento abrirla, y en el intento fue sacudido y lanzado por la descarga eléctrica.

Prisioneros que sobrevivieron, entre los que hay 26 heridos de bala, puñaladas y con graves quemaduras, coincidieron en que antes del incendio hubo un enfrentamiento a tiros y machetazos entre los miembros de las dos bandas que funcionan en el recinto, y que en este pleito murieron entre diez y quince.

Los presos ayer, cuando notaron la presencia de los periodistas, se quejaban de que son tratados «como animales» por los carceleros y que a pesar de los reclamos de ayuda, cuando comenzó el incendio, no los socorrieron.

Un preso que se identificó como José María gritó a los reporteros que los carceleros «son unos salvajes» y otro apellido Sosa que en medio del fuego los oficiales policiales «les disparaban» en lugar de acudir a auxiliarlos.

En medio de la trifulca, dijeron los presos sobrevivientes en el hospital, que un oficial apodado «Digital» lanzó bombas lacrimógenas a las celdas y eso provocó el incendio de colchones y sábanas.

Residentes de las inmediaciones indicaron que luego que comenzó el motín la Policía se concentró en establecer un cordón de agentes para impedir las fugas del recinto.

El comandante del Cuerpo de Bomberos municipales, coronel Veras, dijo que fueron avisados a las 12:30 de la madrugada del lunes de que había un fuego en la cárcel, pero cuando llegaron a los pocos minutos, ya había muchos muertos.

Indicó que se le informó que el fuego se había iniciado casi una hora antes. El cuartel de bomberos está a poco menos de una cuadra del recinto carcelario.

El director de Prisiones, general Ramón de la Cruz Martínez, descartó que las lacrimógenas provocaron el fuego y alegó que lo comenzaron prisiones luego del enfrentamiento de las bandas que se disputaban el control del pabellón de la cárcel que llaman «Vietnam» el que hay muchas celdas.

Dijo que fue imposible rescatar a más prisioneros en el área incendiada porque todo ocurrió muy rápido, porque los colchones y los mosquiteros son de una material que «arde muy rápido.»

LAS BANDAS

Tanto las versiones de los presos como de las autoridades indican que las bandas están integradas por grupos de prisioneros higüeyanos, por un lado, y los capitaleños, por el otro.

Uno de los heridos dijo que el conflicto comenzó porque los capitaleños se niegan a pagar un semanal a los higüeyanos. «Cuando nos negamos a pagar, comenzaron a darnos palos», dijo uno de los presos que está herido de bala en una pierna y fue llevado a Santo Domingo.

Todas las versiones dan cuenta de que Jesús Manuel Hernández Mota (Jesucito), condenado a 17 años de prisión por matar a un profesor de inglés en Higüey, y quien era líder de una de las bandas, tenía una pistola calibre nueve milímetros con dos cargadores.

Con esa pistola, dijeron testigos, Jesucito hirió a algunos miembros de la banda que dirige otro recluso al que identificaron como «Buche».

«Jesucito iba por las celdas con varios de sus hombres y a todo al que él le apuntaba, le entraban a machetazos», dijo Enrique Álvarez, de 21 años, uno de los sobrevivientes, quien cumple condena por atraco. Habló con los periodistas en el lecho del hospital Nuestra Señora de la Altagracia, donde se recupera de dos heridas de bala en el pene y el escroto.

Mientras que Manolo Santos Charles, otro sobreviviente e igualmente herido de bala, dijo que muchos presos perdieron la vida porque los policías no quisieron abrir las celdas.

Manifestó que el pleito duró más de una hora, pero que los policías no podía abrir la puerta porque además estaba electrificada y le daba corriente cada vez que intentaban tocarla.

THINNER, SPRAY Y COLCHONES

Otra versión indica que el incendio fue provocado por un grupo de presos para evitar que Jesucito y los suyos penetraran a las celdas y siguieran matándolos.

«Buche tenía thinner (un hidrocarburo solvente de pintura que es muy inflamable) y le prendió fuego a los colchones, así fue que comenzó el fuego», indicaron algunos de los presos.

En lo que sí están todos de acuerdo es en que antes del incendio se produjeron disparos en la cárcel.

«Aquí hubo disparos de los dos lados: la policía le disparaba a los presos y los presos a la policía. Pero el fuego comenzó cuando tiraron la bomba», declaró uno de los reclusos.

DIRECTOR DE PRISIONES

La versión del director de Prisiones, Ramón de la Cruz Martínez, es que la tragedia se produjo tras el enfrentamiento entre dos bandas que se disputaban el control de la cárcel.

«Se produjo una riña entre los reclusos Jesús Manuel Hernández Mota, alias Jesucito, y Carlos Féliz Natera (Buche)» por el control de la cárcel.

Tanto Jesucito como Buche sobrevivieron, aunque con heridas. El primero con puñaladas y el segundo con tiros, pero ninguno está grave.

Dijo que «inexplicablemente» Jesucito tenía una pistola y agredió al cabecilla del otro grupo. Indicó que el incendio se propagó rápidamente por el pabellón.

«Todo se va a esclarecer», expresó De la Cruz Martínez, quien indicó que un sargento arriesgó su propia vida para salvar a reclusos que estaban encerrados.

El oficial admitió que la cárcel donde ocurrió la tragedia estaba superpoblada, pues alojaba a 426 reclusos a pesar de que su capacidad es para poco más de cien.

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