Barreras sicológicas

Barreras sicológicas

Los precios internacionales del petróleo son, hoy por hoy, la peor amenaza para las economías grandes y pequeñas, pero fundamentalmente para aquellas que, como la nuestra, dependen totalmente de las importaciones de este mineral.

En los últimos diez años, los precios del petróleo han roto todas las barreras sicológicas establecidas por los especialistas para medir el  comportamiento de los indicadores económicos de los países y los efectos de los costos de este renglón en el Producto Interno Bruto (PIB).

Basta señalar que en 1998 -hace diez años, hablando en términos prácticos- el barril de petróleo costaba US$12.28, y hoy anda sobre los US$80.

Vista la enorme influencia del petróleo en la producción de bienes y servicios de toda índole, hay que colegir que el efecto de estas fluctuaciones ha sido terrible para las economías dependientes de hidrocarburos importados.

II

 Durante esos diez años se establecieron varias barreras sicológicas para medir el impacto de los precios petroleros sobre los costos de bienes y servicios, y sobre la economía en general.

Todos los “techos” previstos fueron sobrepasados y se pronostica que, al paso que vamos, muy pronto el precio del barril de petróleo alcanzará los US$100, que es la más reciente barrera sicológica establecida.

En el contexto económico global, estas alzas petroleras y estos desplomes de barreras obligan a reacomodar la carga y a desplazarla de unas economías a otras a través de los costos de bienes y servicios.

Pero mientras marchamos hacia la barrera sicológica de los cien dólares por barril, en la República Dominicana andamos de lo más campantes, quebrando cada vez nuestras propias barreras sicológicas de consumo de carburantes y desprovistos de una política oficial de ahorro de combustibles y energía que se haga sentir.

 Parece que la conveniencia tributaria que tienen las alzas petroleras para los ingresos fiscales y que se manifiesta a través de las constantes alzas de los precios internos de los hidrocarburos impide captar la magnitud de la amenaza. Más vale que despertemos.

La frontera

El Presidente Leonel Fernández ha hecho muy bien en disponer un reforzamiento de la vigilancia en la frontera para controlar el contrabando de arroz, drogas, armas y otras mercancías.

Particularmente en materia de drogas y armas, la frontera es uno de los puntos más vulnerables que tiene este país, quizás en mayor magnitud más que nuestras flaquezas en materia de vigilancia del espacio aéreo por medio de estaciones de radar estratégicamente ubicadas.

Por otra parte, nuestros productores de arroz, que se enfrentan a una sobreproducción, están sufriendo los perjuicios del contrabando de este cereal, procedente de Haití.

Es difícil pretender un sellado hermético de la frontera, pero obviamente se requiere mejorar sustancialmente la vigilancia actual.

También es preciso buscar los medios para contener el tráfico de indocumentados y que se percibe por medio de la presencia cada vez más abundante de haitianos en nuestro territorio. Abogamos por una vigilancia efectiva y permanente.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas