En los momentos de dificultad he aprendido a ver la mano de Dios obrar en mi carácter y ver su bondad al permitirme salir victoriosa de aquello que me ha turbado. Esas experiencias vividas han dejado una enseñanza en mí; y es que son las situaciones adversas las que revelan de qué estamos hechos, de qué calidad es el contenido que tenemos dentro y cuál es la fortaleza del árbol del cual nos hemos sustentado.
No podemos olvidar que lo maravilloso, útil y vital es nuestra esencia. Solo pensemos cuando vamos al mercado a comprar naranjas; por más relucientes que estén por fuera nuestro enfoque principal está en obtener el contenido que llevan dentro.
Es nuestro deber como hijos/as de Dios cuidar nuestra sustancia, es decir nuestra esencia, debido a que son muchos los factores que pueden alterarla. Les cuento que por ese mismo cuidado pasan los frutos, y me agrada la comparación por las tantas veces que Dios le hace mención en su palabra. Por lo visto a Dios también le gustaban los frutos, pero exigía que fuesen buenos.
¨Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos¨. (Mateo 17:16-18).
Hay dos factores que son de suma importancia para la conservación los frutos, los cuales podríamos aplicar a nuestras vidas:
• Se seleccionan para juntarlos
No todos los frutos se pueden poner juntos. Eso se debe a que existen algunos que producen gas etileno, como es el caso de la manzana, el mango, la ciruela y otros, causando esto que se dañen rápidamente. Como fruto del sembradío de Dios que eres… ¿sabes con quién te estás juntando? La siguiente cita nos ayuda a discernir cuando el fruto no es nocivo para nuestras vidas. ¨Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley¨. (Gálatas 5:22-23).
• Temperatura ambiente
Muchas veces tenemos una temperatura muy baja o en el caso contrario, muy alta, cuando hablo de esto me refiero a nuestra autoestima. En lo que refiere a este punto, los frutos para mantener sus propiedades integras deben estar a una temperatura ambiente, es decir, ni alta ni baja. “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Romanos 12:3). barriendoelalama@gmail.com
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