Barriendo el alma: El Dios de los sueños

Barriendo el alma: El Dios de los sueños

Desde hace un tiempo me he motivado en realizar escritos basados en las Sagradas Escrituras. Más no puedo ocultar mi entusiasmo y regocijo al dedicar esta columna al Dios de los sueños. Aquel que tantas veces ha dicho sí a esas demandas que han salido de mi corazón.

Él no solo está presente en aquellos deseos y anhelos, sino, que es quien se encarga de cumplir con punto y coma cada uno de ellos, cuidando minuciosamente los detalles.

Cuando Él se convierte en el centro de los sueños es ahí cuando cobra sentido alcanzarlos. Esa viene siendo la señal de que estamos preparados para recibir de aquel que hace lo imposible posible, sin importar qué tan grande sean los sueños. Dios es el único que puede sustentar esa bendición que tanto deseamos, Él es quien hará que eso no sea efímero y que permanezca.

Su figura juega un papel importante de principio a fin, sobre todo al momento de preparar nuestro corazón para quitar todo ego, altivez y orgullo; siendo estos, tres grandes enemigos de Dios y de la permanencia de nuestros sueños. La vigencia de ellos solo la garantizará Dios, pues fuera de Él toda seguridad es falsa.

Si te has pasado la vida dando palos a ciegas y caminando errante por la vida hoy te traigo buenas noticias: el Dios de los sueños está esperando por ti, Él desea acompañarte en el camino hacia ellos. Quiere prepararte tal cual prepara un entrenador a su atleta; guiarte en el trayecto, sanar tus heridas si te caes, reír contigo al verte alcanzar el éxito, sustentar eso que te ha entregado y capacitarte para la buena obra al compartir sus enseñanzas.

Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará. Salmos 37:5

Hoy, el Rey de reyes quiere entrar a tu vida, entronarse en todas tus circunstancias y convertirse en el Dios de tus sueños.


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