Queridos lectores, ¡qué alegría!
Otra vez nos encontramos después de unos días, donde aprovechando las vacaciones de fin de año, había fijado dedicarle el mayor tiempo a la familia. Fue una época fantástica, que trajo consigo beneficios para todos.
Entendí que las jornadas de trabajo y el día a día nos dejan hambrientos, sí, hambrientos de ellos, por consiguiente, necesitamos sacar espacio para la familia. En ese sentido, quiero compartir con ustedes algunos apuntes, adaptados a mi estilo, del libro ¨Arroz de Palma¨, escrito por el novelista Brasileño Francisco Azevedo, quien precisamente plasma como tema principal la elaboración de ese valioso y sagrado plato llamado familia.
Aquí mis apuntes…
La familia es un plato difícil de preparar, son muchos los ingredientes. Reunirlos todos es un problema principalmente en Navidad y Año Nuevo. Poco importa la calidad de la sartén, hacer una familia exige coraje, devoción y paciencia
Hay momentos que con valentía debes ponerte el delantal, tomar la tabla, el cuchillo más afilado y tener cuidado. Te quedarás con olores no muy agradables, como el ajo y la cebolla. No te avergüences si lloras, la familia es un plato que emociona y se llora de verdad, de alegría de rabia o de tristeza.
Los condimentos artificiales y exóticos alteran el sabor del parentesco, pero mezcladas con delicadeza, esas especies (que casi siempre vienen de África y de Europa y parecen raras al paladar) hacen la familia mucho más colorida, interesante y sabrosa.
Cuidado con el peso y las medidas, una pizca de más de esto o de a aquello y, ya está, es un verdadero desastre, recuerda siempre que la familia es un plato extremadamente delicado, por tanto, procura todo bien medido y pesado.
Es preciso tener buena mano, ser profesional, sobre todo en el momento en que decides meter la cuchara. Saber meter la cuchara es un verdadero arte, muchos echan a perder la receta de toda la familia simplemente por meter la cuchara en el momento equivocado. Todo tiene su tiempo en la vida y en la cocina.
Hay familias dulces, otras, un poco amargas, algunas con muchísima pimienta. Las hay también que no saben a nada, del tipo Familia Light, que se soportan sólo para mantener la línea y las apariencias.
Hay familias, por ejemplo, que requieren mucho tiempo para prepararlas, con recetas llenas de consejos para hacer así o asá. Otras, por el contrario, se hacen de repente, de un momento a otro, por atracción física e incontrolable. Despiertas por la mañana feliz de la vida, y cuando te das cuenta ya está la familia hecha.
¡Cuidado con el fuego alto!
Es bueno saber el momento justo de bajar el fuego, por esta razón familias enteras se han abortado.
Sea como fuere, la familia es un plato que se debe servir siempre caliente, muy caliente, una familia fría es insoportable, imposible de comer.
Y llegó el momento de conocer el ingrediente secreto, se llama Jesús, y está a la espera de que le busques, está muy cerca de ti, si aún no lo tienes ¡ve por Él!
Él es la garantía de ese valioso plato que estas preparando, solo en Él hay delicias.
Su palabra dice en Salmos 16:11 lo siguiente ¨me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre¨.