A menudo veo personas enfrentando en sus vidas situaciones que se repiten una y otra vez. Creando en ellos una posición de combate ante eso que les causa molestia o les atormenta, y es que por naturaleza el ser humano crea resistencia a todo lo que interfiere en su tranquilidad, convirtiéndose este mecanismo de defensa, a veces, en una fortaleza. Pero… ¿tienen las personas el enfoque puesto en la raíz del problema o en lo que ven simplemente sus ojos?
El problema no está en lo que vemos. Un ejemplo de ello son las arañas y las telas que ellas producen, cuantas veces perdemos el tiempo tratando de eliminar esas telas que tanto estorban. A veces pensamos que ya no quedan más y nos dirigimos a cualquier al rincón y ¡vaya sorpresa! ahí habitan por montones. Es momento de pedir a Dios discernimiento, para ver aquello que se esconde a nuestra vista
Llegó el tiempo de enfocarnos, no persigamos más esas telas, acorralemos las arañas. Es cierto, las telas ensucian la casa y producen en nuestros hogares un estado de abandono, pero ellas no llegan solas, nacen mediante un proceso biológico que se origina en la parte posterior del abdomen de la araña, convirtiendo su producto final en seda líquida. “Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre”. Marcos 7:20.
Las telas son el resultado del arduo e inteligente trabajo que en silencio tejen las arañas mientras estamos distraídos. ¡Despierta! interrumpe su trabajo y sácalas de tu casa. “Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios”. 1 Tesalonicenses 5:6.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6:1. barriendoelalama@gmail.com Instagram/Facebook: @barriendoelalmard.