Hace un tiempo escuché esta anécdota…
Un hombre compró un boleto para un crucero con lo último que le quedaba. Al no tener nada para la comida porque lo había gastado todo, decidió llevarse de su casa un bolso con galletas para su viaje, ya que esto era toda su provisión.
Una vez zarpó el barco y le fue asignado su camarote, decidió esconderse de todo el mundo, por la vergüenza pensando que lo que hacía estaba prohibido en el navío. Así que se ocultó y comenzó a comer sus galletas, e hizo así por cinco de los seis días que duraba su travesía. Al último día dijo:
¿Ya qué? Entraré al restaurante y comeré lo que quiera, así me arrojen por la borda.
Entró y pidió cada platillo en el menú, cada cosa que se le antojó. Cuando el mesero retiraba los platos le dijo:
– Amigo, no tengo con que pagar, la verdad llevo días comiendo galletas hasta hoy que me atreví a entrar y pedir algo. Acepto ir preso, lavar los platos o que me arrojen del barco, sólo dígame ¿qué harán conmigo?
El mesero sonrió y le dijo:
– Muéstreme su boleto señor.
– ¡Claro! Aquí esta.
– ¡Pero señor!, si el paquete turístico que usted compró incluye comidas y bebidas gratis durante todo el crucero. ¿Por qué ha estado comiendo sólo galletas habiendo banquete aquí adentro para todos?
Al reflexionar sobre esto, comprendí que muchas veces nos enfocamos tanto en las necesidades, que lo único que buscamos es la manera de saciarlas. Creamos situaciones y también soluciones, es tanto el empeño en solventar aquello que nos hace falta que no miramos nuestro alrededor. Y así pasamos las horas, los días y los años; sin provisión alguna.
Y sí, entiendo que hay necesidades que nos dejan en estado de ceguera, nos avergüenzan, nos hacen perder el norte, dirigiendo la mirada a aquello insustancial, ordinario y adocenado que momentáneamente es “la solución”.
Sin embargo, esta historia nos enseña algo interesante; si no nos hastiamos de lo mismo jamás iremos tras el banquete, por tanto, es necesario que te canses.
Si en el crucero de la vida te has pasado los días comiendo galletas, hoy vengo a decirte ¡basta ya! ¡detente! hay delicias para ti, es tiempo de verificar tu boleto y ver que el viaje lo incluye todo, pues fue pagado por Cristo en la cruz del calvario.
La palabra nos dice en Salmos 34:9-10 lo siguiente: “Temed al Señor, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan al Señor no tendrán falta de ningún bien”.