Barriguitas de la Constitución

Barriguitas de la Constitución

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
La avenida Constitución, en San Cristóbal, es la parte urbana de la carretera que se extiende hacia el sur, como también de la carretera que elonga hacia Borbón, La Toma, Hato Viejo, Hato Nuevo y otros parajes. Y es, lógicamente, la principal vía de esa ciudad.

Pues fue en esa vía donde se celebraron el pasado 6 de noviembre las actividades en conmemoración del Día de la Constitución, dado que fue en San Cristóbal donde se firmó hace 160 años la primera constitución que tuvo la República Dominicana.

Habremos celebrado esa misma fecha entonces 160 veces, pero como a mí no me entusiasman las celebraciones de esa naturaleza no sé si en cada una de ellas hubieron jovencitas desfilando con banderas y la barriguita afuera.

Pero digamos que quizás sí las hubieron – aunque desfilar con la barriguita al aire libre hubiera sido una ofensa en la época del conocido perínclito- pero estoy casi seguro de que cuando las hubieron en el reinado de Trujillo, les colocaron a las jovencitas portabanderas de cuero para que el extremo de los palos no les peligraran las barriguitas o los ombligos. Es decir, unos cinturones de cuero con soportes del mismo material adosados donde encajaban las astas móviles de las banderas.

Y yo creo que esos artilugios no son caros. Y además evitan el barato espectáculo de unas jovencitas con unos palos hoyándoles la barriga, no sin cierto dolor, imagino yo.

Porque si esas jovencitas deben desfilar por algunos años seguidos ya me dirán ustedes el redondel que se les irá formando en la barriga, seguido de un ampolla, y luego un callo, que tiempo después les será un tanto cuesta arriba explicar, y mucho más cuesta arriba cuando culpen a la constitución de la República.

Ahora, si lo que querían los organizadores del desfile era enseñar barriguitas y ombligos, entonces hubiera sido mejor mandar a confeccionar de las blusitas esas “baji-mama”, más una faldita “cadera na’ma”, y así completaba el uniforme. Porque hasta para los uniformes de battom-ballet se utilizan faldas de pretina ancha, de manera que queden bien sujetas a la cintura y no vayan bajando según caminan, como ocurría con las niñas y sus barriguitas constitucionales.

Aunque quizás me equivoque, y lo que allí se realizaba era el desfile del ombligo patriótico, claro, en honor a la Constitución de la República.

UNA VACA RASTAFARI

Los rastafari son un movimiento seguidor de Haile Selasie, de inspiración africana, entre cuyas características está el dejarse los pelos crecer y enmarañarse hasta donde les venga en ganas, incluso hasta que se les vuelvan rollos como estropajos de musú.

Lo de las melenas enmarañadas puede que les venga del símbolo que les distingue: el león, cuyas melenas – hasta donde se sabe- nunca se las peinan.

Y así encontramos esta vaca, con dos cuernos colgando como rollos rastafari, lo que nos sugiere que el movimiento rasta ha ido cobrando adeptos en toda la geografía nacional. Pero aunque lo intentamos no pudimos comprobar si la vaca prefiere marihuana en vez de pangola, o si le gusta bailar reggae.

Lo que sí vimos es que – como pasa con todos los seguidores de ideas nuevas- andaba sola, y las demás vacas se mantenían alejadas de ella, porque esa manera de portar los cuernos les parecían extravagancias de vaca loca, y como eso del “mal las vacas locas” todavía está por verse si llega o no al país, ellas prefieren mantenerse lejos de un posible contagio.

Claro que eso supone una actitud poco solidaria, en caso de que la “vaca rasta” resulte una “vaca loca”. Pero si los humanos están en esa misma actitud en relación con los enfermos de sida ¿qué actitud pueden adoptar entonces las vacas cuando se encuentran con un posible caso de “vaca loca”?

Es por eso que cobra vigencia en nuestros días el asunto de que “las apariencias engañan”. No tan solo con la cuestión de la “vaca rasta” o la “vaca loca”, o con lo de los enfermos de sida -que ahora cualquier flaco por hambre lo parece por sida-, sino también por aquello de las yipetas, porque uno veía a cualquier policía “rangueao” con una yipeta de último año y lo que uno se imaginaba era que el hombre tenía unas especializaciones super especiales, lo que le daba oportunidad de cobrar buen billete además del sueldo regular. Pero miren lo que salió después de tantas yipetas en manos policiales.

Así es que, cuando usted vea una vaca como la de la foto por alguna carretera de esas, para estar seguro si es del movimiento rastafari cántele un “Buffalo Soldier” o un “Woman Don’t Cry” a ver si se mueve al ritmo, porque ni modo de intentar con pangola y marihuana.

EL MEJOR PUENTE DEL MUNDO

Ya puede registrarlo Guinness. El puente Juan Pablo Duarte, antiguo Presidente Trujillo, inaugurado en 1955, es el mejor puente del mundo, o por lo menos el más resistente al peso sostenido y por más tiempo.

Este puente sostuvo “sobre sus hombros” 100 muros tipo New Jersey de cuatro toneladas cada uno, es decir, 400 toneladas, durante más de un año.

Según cálculos, cada uno de los muros New Jersey pesaba igual que cuatro automóviles, lo que significa que este puente estaba soportando el equivalente a unos 400 automóviles estacionados sobre él, algo así como ciento diez camiones más tres bicicletas un velocípedo.

Ahora, ¿de quién fue la magna idea de colocar todos esos muros sobre el Puente Duarte dizque porque se estaba cayendo? ¿No que ese puente estaba en tan malas condiciones que podía colapsar en cualquier momento?

Alguien elaboró la idea del colapso del puente para forzar el antiguo gobierno a buscar una vía para repararlo. Pero, aparentemente, otra idea más “brillante” salió al aire para construir un puente nuevo, pero para eso había que hacer que el Puente Duarte se despalotara totalmente, y por eso le montaron 400 toneladas de muros para que se acabara de destutanar.

Pero ¡helo ahí!, erecto, enhiesto, triunfante, siempre franco aunque siempre feo (como Franco Badía). Lo único que le falta a ese puente son un par de tuercas y una buena pintura. Porque si se mantuvo por más de un año con 400 toneladas encima, más todos los vehículos que le han estado pasando, soportando tormentas, lluvia, sol, sereno (y quién sabe si hasta soportó alguna segueta saboteadora), entonces estamos ante la novena maravilla del mundo, un auténtico monumento a la arquitectura en hierro, todo un atractivo turístico por su antigüedad como por su resistencia.

El Puente Duarte es el único cuerpo que puede resistir un mal que dure cien años o más, porque más de cien años tiene ya esta manera dominicana de manejar los bienes públicos, y el Puente Duarte lo demostrará cuando los tenga.

CUANDO AQUÍ LLEGUE LA CARRETERA

Este es un sembradío de yautía, plátano y maíz allá en Los Haitises, en el mismo límite del Parque Nacional. Y estos sembradíos son estimulados no tanto por el hambre, sino por comerciantes que llevan cientos de haitianos a sembrar, tumbando previamente la vegetación original.

Pues en cualquier momento – que se dice que será en enero- verá usted una carretera metida hasta aquí, hasta los propios Haitises, en busca de los cargamentos de víveres, por las razones que siempre se han alegado, o sea, las siguientes.

Primero, que la gente se está muriendo de hambre y es necesario ocupar todos las tierras que sea posible para sembrarlas de todo lo que se pueda comer.

Segundo, que de qué sirven tantos palos verdes si ninguno se puede comer, palos que solamente están echando hojas y creando basura.

Tercero, que esas tierras tiene propietarios, y que el Estado se las quitó injustamente, y por lo tanto hay que devolvérselas para ellos hacer con ellas lo que les venga en ganas.

Cuarto, que si los dominicanos no quieren trabajarlas como pagan los comerciantes de la yautía entonces ellos tienen que recurrir a los haitianos, tanto para tumbar los bosques como para que no se dañen las yautías sembradas.

Quinto, que los ecologistas están en contra de ellos (los comerciantes que traen haitianos) porque no tiene tierras, que si tuvieran también trajeran haitianos para sembrarlas; y

Sexto, que lo importante es comer ahora, los que vengan después que se las arreglen como puedan.

Con argumentos de “tanto peso” como éstos usted puede estar seguro que meter una carretera hasta Los Haitises es cosa de poco tiempo, si es les dejamos.

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