En algunos barrios de la capital los moradores continuaron ayer hasta bien entrada la mañana la celebración por el inicio del año nuevo con música, bailes, y colmadones abiertos desde la noche anterior.
En las primeras horas de la mañana el tránsito vehicular era tímido en las principales calles y avenidas, aunque en el transcurso del día aumentaba el flujo de personas.
En la avenida Nicolás de Ovando las actividades se reanudaron casi de manera normal, algunas tiendas de ropa abrieron sus puertas, así como los repuestos de vehículos, los puestos de frituras y frutas también continuaron con su labor cotidiana.
En cada esquina se podía apreciar enormes ollas llenas de sancocho para contrarrestar la “resaca del 31” de aquellos que optaron por seguir la rumba.
“Aquí yo tengo mi famoso “levanta muertos”, cada 25 de diciembre y primero de enero yo preparo mi sancocho y lo pongo en la puerta, eso se vende de una vez porque después de la rumba la gente busca su sancochito para reponer energía y continuar la celebración”, manifestó Yenny Vargas.
En el Capotillo y en el Ensanche Espaillat la celebración continuó de la misma manera: grupos de personas en las aceras compartiendo, bailando y escuchando música y comiendo sancocho.
Mientras que en el Simón Bolívar el mercado popular comenzó a funcionar como de costumbre. En toda la cuadra se escuchaban a los comerciantes ofertando los víveres, verduras y frutas a las personas que se paseaban por allí.
Aunque la celebración de fin de año transcurrió en calma en los barrios visitados, la vigilancia policial era constante.
Varias patrullas de la Policía Nacional transitaban por las calles, mientras que los agentes de la Dirección General de Tránsito Terrestre (Digesett) trabajaban para mantener en orden el poco tránsito que había.