Barrios sienten falta agua

 Barrios sienten falta agua

No habrá agua suficiente durante el largo feriado de Semana Santa para llenar las casi cien piscinas plásticas que colocan los vecinos de la calle 15 en los tres sectores que la vía atraviesa.

La gente de los populosos barrios 27 de Febrero, Villa María y Villa Consuelo tienen la incertidumbre de saber que desde ayer y hasta el próximo sábado no podrán obtener agua potable en las llaves públicas, debido a que durante estos cuatro días estará fuera de servicio el acueducto Valdesia-Santo Domingo.

La decisión adoptada por la Corporación del  Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) irrita a los ciudadanos que se preparaban para pasar el fin de semana con agua suficiente para calmar el calor propio de esta temporada.

 El motonchista Ramón Guerrero saltó a dar su opinión a la prensa, molesto por la situación. Afirma que la gente podría “amotinarse” ante la alta temperatura y la escasez de agua.

“No nos quieren dejar poner piscinas en las calles; el gobierno prohibió eso”, esta es el parecer de Guerrero, quien sin cesar  repite la versión que tienen en algunos sectores, de que el acueducto sería cerrado para que la población no desperdicie agua en esta forma de baño público.

Desde ayer se siente la falta de agua en los sectores de la zona norte del Distrito Nacional, donde el servicio se ofrece los lunes, miércoles y viernes.

En la intersección de las calles Samaná  y Domingo Moreno Jiménez había el habitual llenado de agua de una llave pública, la cual se almacena en una cisterna de media cuadra. Brenda Guillermo, residente en el sector 27 de Febrero, sostuvo que la situación del agua se torna cada vez más critica y que no esperaban este aviso en un momento de largo asueto, porque las madres, como ella, entretienen a sus hijos con las piscinas plásticas.

Posponer trabajo

Ciudadanos de distintos sectores solicitaron a la CAASD que realice los trabajos de mantenimiento y de interconexión del acueducto después de que haya transcurrido la Semana Santa.

 Brandi Brito, quien desde ayer comenzó el trajín de bajar a la calle principal de su barriada a conectar la manguera que lleva agua de la llave pública, cree que no es justo que ahora les quiten el agua.

En Villa María, un sector contiguo al 27 de Febrero, Margarita Báez dice que no dispone de recipientes para guardar el agua que utilizan los nueve miembros del hogar, suma que se eleva a 15 los fines de semana. Su numerosa familia consume agua de la llave para cocinar. Anticipándose a lo que ha de venir, Ana Esther Bautista se aferraba a su fe evangélica para pedir a Dios que no permita que les falte el agua, servicio que le da la calma de ver a sus hijos bañarse en el frente de la casa.

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