POR DIONISIO SOLDEVILA
El jardinero izquierdo de los Gigantes de San Francisco, Barry Bonds, hizo historia ayer al convertirse en el tercer pelotero en la historia de Grandes Ligas en arribar a 700 cuadrangulares en su carrera.

Bonds sigue abriéndose paso en las mayores como el pelotero más temido y la máquina de bateo más asombrosa después de estampar su tetrabase frente a los envíos de lanzador de los Padres de San Diego, Jacke Peavy, en el tercer episodio del encuentro celebrado en el Miller Park, de la ciudad de Milwaukee.

Bonds se une así a los dos jonroneros más legendarios en toda la historia, el Bambino Babe Ruth (714) y el líder de todos los tiempos, el sepia Hank Aaron (755).

Bonds ahora necesita 14 batazos de cuatro esquinas para igualarse con el gran Ruth, a quien dijo el año pasado que era el que más le interesaba superar para sepultar su figura.

Bonds ahora tiene 42 cuadrangulares en la temporada y a sus 40 años de edad luce indetenible en su persecución por el mayor total de vuelacercas en toda la historia.

Este año los lanzadores se han decidido a no lanzarle a Bonds y ya tiene una marca de más transferencias para una campaña, estableciendo una marca personal con 200.

Bonds también tiene en su poder el mayor total de jonrones en una campaña con 73, establecido en el 2001, apenas tres años después que Mark McGwire estableciera el récord con 70.

El hoy legendario jardinero izquierdo había estado envuelto en el escándalo de los esteroides, luego de que su entrenador personal Greg Anderson fuera apresado por el lío del laboratorio BALCO.

Bonds compareció ante un Gran Jurado antes de que iniciara la temporada y para muchos el consumo de esteroides ha ayudado a su alta producción de cuadrangulares, principalmente en los últimos cinco años, en los que supera los 250 vuelacercas.

Bonds tiene 19 temporadas en las Grandes Ligas y ha jugado con dos equipos en las mayores, los Piratas de Pittsburgh y los Gigantes, con quienes se encuentra en su último año de contrato.

Bonds ha dicho que quiere ver acción en la Liga Americana, donde podría aprovechar el bateador designado para descansar más y no tener que perder tantos encuentros como sucede en el presente.

Sin importar los gustos y los colores, Bonds se ha convertido en una de las leyendas vivientes del béisbol, quebrando con todos los mitos de la edad y superando las barreras más sagradas de vuelacercas en la historia.

Con mucho béisbol en su cuerpo, se considera que para la temporada del 2005 o principios del 2006, Bonds estaría rompiendo la marca de todos los tiempos de Aaron.

A pesar de sus malas relaciones con la prensa, Bonds ya lleva seis premios al Jugador Más Valioso y ahora con 700 jonrones luce como un gran favorito para conseguir el séptimo en el 2004.

Su historia será escrita en muchas páginas, todas ellas con grandes estampas.