Bartolo Colón se manejó el pasado miércoles como siempre lo hace. En este punto de su carrera, ¿por qué debe hacer algo diferente?
Colón blanqueó a los Mets por seis entradas en su retorno al Citi Field. Seis entradas después de salir, el relevista de los Mets Rafael Montero permitió un doble de Matt Kemp que resultó en la victoria de los Bravos 3-1.
Pero olvídense de Montero, la noche tuvo que ver con el Big Sexy y nada más.
Los fanáticos de los Mets le dejaron saber a Colón que aun lo adoran. Y Bartolo les dejó saber que él también los ama.
“Para ser honesto, me siento en casa aquí. Tuvimos una gran relación”, dijo Colón a través de un traductor. “Definitivamente quería mostrarles mi aprecio”.
Pero no demasiado aprecio, porque había que ganar un juego. Colón hizo su parte, claro está, al retirar a los bateadores de los Mets.
Los retó con todo tipo de rectas y ellos no tuvieron cómo caerle atrás. Nueva York apenas pudo pegarle dos hits, incluyendo un jonrón solitario de Jay Bruce y un boleto. Colón ponchó seis en su estadía de 80 lanzamientos.
“El es lo que es. Nos sentamos en el cuarto episodio y dijimos, ‘Bueno, este es el Bartolo rudo”, dijo el dirigente de los managers Terry Collins.
“Rudo” es palabra perfecta para el Gran Bart. Ahora a los 44 años, sigue viéndose como el Bartolo que salvó la rotación de los Mets el año pasado cuando gente no llamada Syndergaard estaban lastimadas o en mal momento.
Colón lideró a Nueva York con 33 aperutras y 191.2 entradas en el 2016.
Los Mets tenían la profundidad de pitcheo para dejar ir a Colón en la temporada muerta y se fue directo al dugout de los rivales divisionales. El miércoles comenzó a ganarse los US$12.5 millones en su contrato de un año.
Los Bravos cuentan con Colón, R.A. Dickey y Jaime García para ayudarlos a pasar bien al menos la primera mitad de la temporada. En este punto, ¿sorprendería a alguien que Colón sea el último hombre de pie?
Después de lo que hizo en las últimas tres temporadas con los Mets (44 victorias, 588.2 entradas), es algo que se espera.