Bartolomé de las Casas

Bartolomé de las Casas

POR CHIQUI VICIOSO
«Fue tu invencible decisión, la activa resistencia, el corazón armado.  Fue la razón tu material titánico. Fue flor organizada tu estructura. Desde arriba quisieron contemplarte (desde su altura) los conquistadores, apoyándose como sombras de piedra sobre sus espadones, abrumando con sarcásticos escupos las tierras de tu iniciativa, diciendo: «Ahí va el agitador»;  mintiendo: «lo pagaron los extranjeros», «no tiene patria», «traiciona», pero tu prédica no era frágil minuto, peregrina pauta, reloj del pasajero».

Fray Bartolomé de las Casas, Libro IV del Canto General, de Pablo Neruda.

Con la razón como «material titánico»  y el «corazón armado»;  con la estructura del pensamiento como «flor organizada», pregunto hoy qué ha pasado con el proyecto para los niños y niñas de la zona colonial, que iniciaran de manera conjunta el Digfarcin de las Fuerzas Armadas, el Conani, Politur, Cancillería y Casa de Teatro.

A mi regreso de Quito pasé por el parque Bartolomé de las Casas y  este había recaído en su abandono habitual:  las puertas de hierro están ahora en el suelo, la basura y uno que otro drogadicto siguen durmiendo en los bancos.  El proyecto, que resultó  de un encuentro entre el entonces Coronel Payán y Freddy Ginebra, auspiciado por quien esto escribe, con la ayuda de la artesana de la Secretaría de Cultura, Dolly Padua, (quien se integró con sus materiales, hijos y sobrinos a enseñar, de modo gratuito, a trabajar la artesanía), había desaparecido del parque y de nuevo se encuentra Fray Bartolomé con su grito «oculto a toda luz» por la tradicional oscuridad de la indiferencia.

Una vez iniciado el proyecto y las clases, llegó Educa con representantes del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos y docenas de fotógrafos y camarógrafos de la televisión local.  Quienes iniciamos el proyecto nos echamos a un lado y nos alegramos pensando «esta gente tiene recursos en dólares y quizás puedan puedan ampliar y garantizar la continuidad del proyecto», pero ellos  se han esfumado.

Dice Casa de Teatro que el Ayuntamiento le alquiló el parque a Andy García y hubo que parar el proyecto.  Dice el ahora Coronel Payán que tuvieron que trasladar el proyecto a Boca Chica para evitar que los militares tuvieran que matar a la delincuencia organizada el barrio y su acecho de las instalaciones.  Dice Dolly Padua que nunca la ayudaron para que pudiera comprar los materiales que necesitaban los niños.  Todo el mundo dice, y queda aún el desafío:  ¿Qué va a hacer Asoconde con los niños, niñas y adolescentes de la zona colonial que todos los días bajan a ganarse el sustento?  Para evitar que la oficina de Politur vuelva a sumir un rol represivo? (por ejemplo diez niños sentados en la esquina del Conde con Hostos y una agente amenazándolos con meterlos presos si «molestan a los turistas»); ¿Qué va a hacer nuestro Príncipe de la Iglesia y la rancia descendencia mulata de la hispanidad para que esta iniciativa pionera y hermosa resurja?

De las respuestas a estas preguntas dependerá el que podamos convivir en paz, retomando este proyecto e incorporando de manera real a quienes quieran contribuir con sus recursos y relaciones, porque no solo de iluminación vive la zona colonial, a fin de cuentas con o sin luz, la zona será tierra de nadie si no se busca una salida amorosa al desafió de la niñez y juventud que trabaja en sus calles y plazas.

De las respuestas a estas preguntas, dependerá el que podamos cantarle con Neruda, a ese siempre tan abandonado «bosque combatido» que fue el Padre Las Casas:
«Pocas vidas da el hombre como la tuya,
pocas sombras hay en el árbol como tu sombra
en ellas todas las ascuas vivas del continente acuden,
todas las arrasadas condiciones,
la herida del mutilado,
las aldeas (barrios…) exterminadas,
todo bajo tu sombra
renace desde el límite,
de la agonía fundas la esperanza».

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