Los dominicanos somos propensos al bochinche, a las escaramuzas verbales inconclusas y al pasatiempo estéril de crear huracanes en una piscina, y es lo que ocurre con la especulación de que Estados Unidos pretende construir una base naval en nuestra isla Saona.

Saona fue bautizada por el Primer Almirante de la mar Océano, Cristóbal Colón,  por recordarle Savona, un pobladito  cercano a su natal Génova,  en su segundo viaje al Nuevo Mundo, que siempre estimó La India, error que sostuvo hasta el final de su vida.

La  Saona es la mayor de nuestras islas, seguida por la Beata, y en la primera se ha permitido asentamientos humanos, no así  en la segunda, donde solo hay un cuartel de  la Marina de Guerra y a los pescadores solo se les permite pernoctar en la playa.

Saona es parte integral del Parque del Este, cuenta con el poblado de Mano Juan, habitado  por unos mil paisanos y Catuano, donde hay un destacamento de nuestra arma del mar, desde hace muchísimo.

La jefatura de Estado Mayor de nuestra arma del mar ha explicado que no hay aprestos para construir una base naval por Estados Unidos en la Saona, y de lo que se trata es de maniobras conjuntas entre las marinas militares de los dos países, ejercicios militares que se hacen desde tiempo inmemorial, como lo ha hecho Francia.

Cuando el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Chávez, anunció su disposición de que Rusia construyera una base naval en su país, y cuando el comandante  Fidel Castro hizo lo propio con la hoy desaparecida URSS, ninguna voz se escuchó en nuestro país, porque los prismas interesados solo ven un solo imperio en los Estados Unidos, como si Rusia, antes y después de la URSS pretendiera algo menos que un imperio.

Maniobras militares por demás rutinarias entre militares dominicanos y norteamericanos viene hasta cuando la Era de Trujillo, cuando, recuerdo, se rumoró la posibilidad de que Estados Unidos construyera una base naval en Sabana de la Mar, que no ocurrió.