Basilea, punto de encuentro de tres países

Basilea, punto de encuentro de tres países

Al ser un enclave fronterizo, Basilea concentra una variada oferta gastronómica que va desde la cerveza alemana    hasta la cocina clásica francesa

Allí, donde Alemania, Francia y Suiza se dan la mano se encuentra la ciudad de Basilea. Con aproximadamente 190.000 habitantes, es la tercera ciudad más poblada de Suiza. Ubicada entre suaves colinas y bañada por las aguas del Rin, Basilea posee uno de los cascos antiguos más hermosos y mejor conservados de Europa, a través del cual se palpan sus cerca de 2.000 años de historia.

Debido a su privilegiada situación, en el corazón de Europa, Basilea ha sido históricamente una ciudad célebre por su actividad cultural. La celebración del Concilio de Basilea (1431-1448) le dio un gran impulso cultural y le propició la fundación, en 1460, de la universidad más antigua de Suiza. En el siglo XVI, se convirtió en la capital del humanismo con figuras como Erasmo de Rotterdam.

La tumba del filósofo se puede visitar en la Catedral, ubicada encima de la colina que fue punto de origen de la ciudad. La primera iglesia se remonta a la época carolingia (siglo X), pero el edifico actual, de estilo gótico, data de 1356.

En torno a la plaza catedralicia se alza el casco antiguo, formado por numerosos edificios del siglo XVIII que inicialmente fueron las residencias de los canónigos pero que, tras la conversión de la ciudad a la fe protestante (1529), pasaron a manos de los ricos comerciantes, que las reformaron en estilo barroco tardío y clasicista.

Uno de los espacios más encantadores del casco antiguo es la Marktplatz (plaza del mercado), dominada por el suntuoso edificio del Ayuntamiento, sede del gobierno del cantón Basilea-Ciudad y, al mismo tiempo, de la autoridad municipal. También es de visita obligada la plaza Barfüsser, rodeada de terrazas y cafés, en la que se encuentra la célebre Casa Amarilla, obra de Roger Diener.

CAPITAL DEL ARTE Y EL MARAVILLOSO RIN

Basilea le debe gran parte de su belleza y, sobretodo, gran parte de su desarrollo económico a su río, el Rin. Desde la Edad Media, la ciudad ha sido una plaza importante para el intercambio de mercancías entre el Mediterráneo y el Mar del Norte y actualmente alrededor del 15% de las exportaciones suizas se realizan a través del gran puerto fluvial de la ciudad de Basilea.

Una buena forma de disfrutar del río es tomando un barco de la compañía Basler Personenschifffahrt hasta el Dreiländereck, el punto fronterizo donde convergen Suiza, Alemania y Francia.

La ciudad suiza cuenta con 40 museos que se encuentran sobre una superficie de apenas 37 kilómetros cuadrados que prácticamente se pueden recorrer a pie y en la mayoría de los casos atravesando románticas callecitas del casco antiguo.

Entre ellos destaca la primera y más antigua colección de arte, el Kunstmuseum Basel (Museo de Arte de Basilea), o el Schaulager, una galería inaugurada en 2003 donde se expone el arte más moderno.   Aunque las mejores piezas de arte contemporáneo se encuentran en la  Fundación Beyeler, un espectacular edificio del arquitecto Renzo Piano que alberga obras de artistas como Picasso, Warhol, Kandinsky o Miró, entre otros notables.

Otro de los museos recomendables, no se lo debe perder, es el dedicado a Jean Tinguely, uno de los principales artistas  suizos contemporáneos, célebre por sus esculturas de máquinas con movimiento mecánico.

Tinguely es autor de uno de los símbolos de la ciudad, la Fasnachtsbrunnen (Fuente del Carnaval), en la que divertidas “máquinas esculturas” danzan justo en el mismo lugar donde se encontraba el escenario del antiguo teatro de Basilea, ya desaparecido. Una cita inexcusable anual, sobre todo si se pasa por esta ciudad en el mes de junio, es la de ArtBasel, la mayor feria de arte contemporáneo.

UNA URBE DINÁMICA

Una de los acontecimientos más famosos de Basilea es el Carnaval, único en el mundo, conocido bajo el nombre de Basler Fasnacht o, en el dialecto local, «die drey scheenschte dääg», frase que significa “los tres mejores días del año”.

Los festejos empiezan la madrugada de un lunes del mes de febrero con el Morgenstraich.

Todas las luces de la ciudad se apagan y las comparsas (Cliquen) comienzan a desfilar al son de los piccolos (pequeñas flautas) y los tambores, llevando unas grandes linternas con dibujos que representan los acontecimientos más relevantes del año.  Otro de los acontecimientos destacados es el Swiss Indoors, uno de los más prestigiosos torneos de tenis del mundo que se celebra cada año en Basilea.  Además, la ciudad tiene una larga tradición futbolera, pues acoge el histórico F.C. Basilea, fundado en 1893, que viste los colores azul y grana y en el que se inspiró el suizo Joan Gamper para fundar el F.C. Barcelona en 1899.

Al ser un enclave fronterizo, Basilea concentra una variada oferta gastronómica que va de la cerveza y las salchichas alemanas a la cocina clásica francesa.

 Para degustar la gastronomía típica de la zona, el mejor restaurante es el Gifthüttli. Si se prefiere la cocina francesa y  no hay nada mejor como degustar un buen pescado en la terraza del restaurante Zum Goldenen Sternen, justo frente al Rin. EFE/Reportajes

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