Basílica de San Marcos, Venecia, concierto y cena

Basílica de San Marcos, Venecia, concierto y cena

En el marco del «8avo Congreso Europeo de Stroke» (derrame cerebral), celebrado en la hermosa ciudad de Venecia, en la noche de gala se celebró un concierto de música gregoriana en la Catedral de San Marcos, luego una cena Premium en los salones del señorial Palacio Ducal de Venecia.

Esta fue una experiencia grata de la que deseo «conversar» con mis amables lectores. Esta aristocrática experiencia fue compartida con el colega neurólogo de Santiago el Dr. Enrique Cantizano.

Tuvimos el honor de representar el país en ese cónclave sobre los Accidentes Cerebro Vasculares.

Fuimos hospedados en el hotel Nani Mocenigo Palace, el cual es en realidad un verdadero palacio, haciendo gala de su nombre y de sus 5 estrellas. Recuerdo nuestro primer desayuno en una hermosa terraza con vista al mar, con ricos salmones frescos, con un Spritz bebida típica de Venecia, exquisito todo.

La catedral y basílica de San Marco, lugar del santo patrón y santo de Venecia ha estado siempre ligada al destino de la comunidad veneciana. La Catedral tiene tres fachadas, ricas todas en esculturas y decoraciones, las cuales se iniciaron en construcción alrededor del 1384 y fueron completadas en el siglo 15.

Su interior presenta una elevación sobre el nivel de la plaza. La construcción es en ladrillos recubiertos de mármoles orientales, con esculturas, bronces, mosaicos y columnas. Se destaca el profusoempleo de oro en los mosaicos.

La basílica tiene tres naves. Detrás del altar mayor se encuentra la Pala Doro, trabajo de orfebrería bizantina y veneciana confeccionado con monturas de oro y plata adornadas con piedras preciosas.

El sonido intenso de esa noche memorable de un solemne concierto de música gregoriana y órganos en una sala de una acústica casi perfecta. La eufonía de un órgano antiguo (Callido), se inició con música de G. Handel, el sonido penetrante atravesó toda la basílica, superó las naves laterales, metiéndose porlos intrincados conductos de mis oídos, pasando por mis áreas límbicas cerebrales, para luego tocarme directo el corazón.

Les confieso que yo no había experimentado jamás esa sensación en aquella majestuosidad entre figuras de la iglesia y la decoración en oro que habla de una época de esplendor. Al oír la segunda interpretación de la música de B. Galuppi, no podía asumir yo la condición de un oyente pasivo, sino de alguien en comunicación íntima con la majestuosidad de aquella hermosa catedral.

En la tercera interpretación, con la armonía de B. Macello, sus notas para órgano (largo, Tempo doppio y Allegro).

Pero lo más egregio de la noche fue la interpretación con un órgano moderno (Tamburini) de las manos del organista Giorgio Carnini. Todo el segundo tiempo fue con música de J.S. Bach, entró el coro de la catedral con su Toccata e Fuga in Re minore Bwv 565. Fue como una bala que me agujereó el alma, el canto es el instrumento musical más expresivo, el más complejo y sensible que existe.

Cerré los ojos en aquel entorno sacro por un momento y sentí un éxtasis tan sublime que lo puedo definir como un momento gratamente placentero, extasiado, siento que «floté» entre las incorpóreas nubes de la catedral, tratando de encontrar la euritmia entre mi emoción y la sedición de mi incitado espíritu a subyugarse y tentalearse entre las cosas excelsas de esa noche gratísima.

Terminado el esplendoroso concierto, en el mismo patio interior de la catedral nos brindaron una copa del exquisito tinto italiano el vino Caneletto Montepulciano de abruzzo, para luego seguir con la misma exquisitez de ese vino en el palacio. Caminamos hacia el Palacio Ducal, donde degustamos una regia cena con toda la elegancia de un palacio real.

El menú saboreado: ensalada cesar, ensalada capresa, escalopines de res a la marsala, risotto de hongos porcinis, penne al queso mascarpone y de postre, el helado de fresa, el famoso de Italia el Di San Crispino, y luego licores el gusto.

Muy gratos recuerdos de la hermosa Venecia, la ciudad de los canales, que en las actuales circunstancias está como diría el inmenso Charles Aznavour: «Venecia, qué triste y sola estás, el sereno canal de romántica luz, ya no tiene el encanto que hacía soñar (…)» Nos solidarizamos con los ciudadanos italianos por la triste tragedia viral que por el COVID-19 vive ese hermosísimo país.

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