Basílica Menor Santa María de la Encarnación, Catedral Primada de América

Basílica Menor Santa María de la Encarnación, Catedral Primada de América

POR REGINALDO ATANAY
NUEVA YORK.-
La Basílica Menor de Santa María de la Encarnación, Catedral Primada de América guarda, junto a su entorno, una evocación de los tiempos en que los colones, encabezados por el esposo de doña María de Toledo, Diego, ejercían poder en aquel vecindario del Nuevo Mundo que lleva por nombre Santo Domingo.

La Catedral, no tiene un tamaño físico enorme, como otras catedralescomo por ejemplo, la de San Pedro, la de Nuestra Señora de París, de San Juan Letrán o la de Florencia; pero guarda en su esenciaun no se qué de encanto e historia, ya que desde allí se proyectó la religión y la cultura hacia otros puntos del Nuevo Continente.

La edificación comenzó hace varios siglos; su construcción quedó medio inconclusa, y al paso de los años le han ido terminando uno que otro detalle, más el valor de la edificación no es sólo el arquitectónico, sino lo que allí se ha hecho, vistoy proyectado en el discurrir de los tiempos.

Por ejemplo, allí reposaron los despojos mortales del Gran Almirante Cristóbal Colón; tales restos estuvieron ocultos al saber público, hasta que en unos trabajos realizados en el presbiterio del templo, dirigidos por el reverendo Francisco Xavier Billini, -quien se destacó por sus obras sociales de misericordia-, fueron descubiertos y dados a conocer al mundo.

El sarcófago fue sacado de aquel lugar y colocado luego en un mausoleo de mármol que fue erigido a la entrada de la Catedral. Tal monumento estuvo allí hasta que se construyó en las afueras de la ciudad el majestuoso e inmenso Faro a Colón, y allí entronizaron tanto los restos de Colón como el mausoleo de mármol, y hay en ese sitio montada una guardia de honor permanente por miembros de la Marina de Guerra.

(Cada vez que vamos allí y vemos aquel lugar, y los marinos, recordamos al contralmirante César De Windt Lavandier, quien vive no muy lejos de ahí y quien ha sido no sólo jefe de la Marina, sino instructor continuo para darle conocimiento académico a la gente de mar).

Desde su creación, la Catedral, que es la sede de la Arquidiócesis de Santo Domingo, tuvo muchos arzobispos extranjeros y a medida que el clero se fue «dominicanizando» por la continua ordenación de dominicanos como sacerdotes, los mismos fueron adquiriendo jerarquía dentro de la Iglesia. Y así, monseñor Octavio Antonio Beras Rojas fue designado Arzobispo Coadjutor, cuando ejercía la función plena de Arzobispo allí, monseñor Ricardo Pittini, un obispo italiano de la congregación salesiana, que había perdido la visión.

Como en la Iglesia también se forman conciliábulos, querencias y malquerencias, ya que la integran humanos, a quienes el Espíritu Santo les permite ejercer su libre albedrío, hubo un tiempo en que Beras Rojas «cayó en desgracia» ante la Santa Sede, siendo ya Arzobispo titular de la Arquidiócesis, y le pusieron al lado con todos los poderes, a monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, con el título de Administrador Apostólico Sede Plena de esa arquidiócesis. Así, por un tiempo más o menos largo, Monseñor Beras Rojas quedó casi como figura decorativa, hasta que llegó el tiempo en que se enmendó esa acción, y el mitrado volvió a ser el jefe de la Arquidiócesis.

Monseñor Beras era un hombre calmo, de sonrisa fácil y de un humor casi continuo. La situación aquella en que lo colocaron, le molestaría, como ha de suponerse, pero nunca lo dio a demostrar, sino que siguió mostrando su espíritu manso… «como quien no quiere las cosas».

La última vez que conversamos con Beras fue aquí en Nueva York durante una visita que hizo; andaba acompañado de varios curas, entre ellos un viejo amigo nuestro, Rev. Remberto Cruz, quien fijó residencia en Puerto Rico.

Ya Beras era Cardenal, y le dijimos en una reunión más o menos esto:

—¡Carajo, monseñor! Nos causó pena que siendo la Arquidiócesis de Santo Domingo la más vieja de América, se dejara ganar de Puerto Rico, teniendo su primer cardenal (Ya en la Isla del Encanto regía a la iglesia Luis Cardenal Aponte Martinez, Arzobispo de San Juan; éste se retiró hace unos años, y al frente de esa Arquidiócesis está un franciscano quien, como franciscano al fin, muestra siempre humildad. Y talento: Monseñor Roberto Rodríguez Nieves).

El Cardenal se levantó de su asiento «muerto de la risa»; siempre fue un hombre grueso, pero ya había rebajado algunas libras, y los años hacían su trabajo en el cuerpo de aquel cura seibano que tanto amó el sacerdocio y a su feligresía. Se acercaba a los 75 años de edad, edad en que debía retirarse. Fue entonces cuando, al decirnos la edad, le manifestábamos que él no aparentaba tener tantos años,y él repuso, siempre con una sonrisa pícara:

—Pues yo quisiera aparentarlos, y no tenerlos.

Y en respuesta a que Santo Domingo no tuvo su Cardenal primero, dijo:

—Eso no es nada, ombe, todo viene a su debido tiempo, y ya ves que vino. Soy Cardenal por la gracia de Dios.

Por mucho tiempo el Cardenal Beras vivió, junto a sus padres, en la Plazoleta de los Curas, que está situada justo al lado de la Catedral; luego se mudó a la calle Cayetano Rodríguez, en el sector de Gazcue.

A Beras Rojas algunos sectores lo tildaron de «trujillista», pero nosotros no creemos que lo fuera, sino que supo manejar una situación dificilísima, en que el dictador Rafael L. Trujillo se hizo enemigo de la Iglesia, porque la jerarquía no aceptó la propuesta del sacerdote Zenón Castillo de Haza, quien perteneciera a la Congregación Claretiana, de la que salió para hacerse cura secular. (Ahora a ese tipo de curas le llaman diocesano).

A Zenón, un brillante hombre de de iglesia, oriundo dede Higüey, en un arranque de trujillismo se le ocurrió pedir que la jerarquía universalnombrara al dictador Trujillo «Benefactor de la Iglesia». Así el caudillo sancristobalense (algunos dicen sancristobero)seríabenefactor por partida doble, pues el Congreso Nacional lo había declarado «Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva.»

El Padre Zenón pasó momentos trabajosos por ese trujillismo eclesiástico, y finalmente ahorcó los hábitos.

Trujillo, a quien le gustó la idea de Zenón, se ensañó contra los jerarcas de la Iglesia, y en aquellos tiempos era frecuente oír por la gubernamental Radio Caribe a los lectores de editoriales Santiago Lamela Geler y Freddy Nanita, «acabar» con la Iglesia Católica y con algunos de sus obispos, especialmenteFrancisco Panal y Thomas O’Reilly.

Aquellos tiempos fueron tan difíciles que hubo un tiroteo en el arzobispado organizado por los del Servicio de Inteligencia, con el propósito de amedrentar y seguir en la labor de descrédito contra la curia.

En esos tiempos, Beras Rojas jugó un papel importante, en forma callada, y deseando entre sus conocidos, «mejores tiempos».

La Catedral tuvo personajes ilustres unos, y pintorescos otros. Allí fue vicario monseñor Eliseo Pérez Sánchez, quien a la vez era párroco de la Iglesia del Carmen, también enclavada en en el sector colonial de Santo Domingo.

Monseñor Pérez Sánchez nunca llegó a ser obispo. Quedo siendo sólo monseñor. Y fue, además, lo que muchos niños dicen querer ser, «cuando sea grande»: bombero.

Fue oficial del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo, y todos los años, la noche antes del Día de Reyes se efectuaba «El Desfile de los Reyes Magos» en el que participaban personas disfrazadas representando a los Magos de Oriente que fueron a alabar a Jesús en el pesebre, y entre otros, monseñor Pérez Sánchez quien, recogiendo su sotana, se subía en un caballo para desfilar por la avenida Mella y la calle Mercedes.

Dicen que a Pérez Sánchez no lo hicieron obispo, pese a su gran incidencia en la Arquidiócesis, por no tener padrino que lo auspiciara. Eso, no se ha comprobado nunca; luego, ese decir pasa a ser sólo un comentario más.

Tiempo después Pérez Sánchez pasó a ser hombre de Estado. Fue cuando el ex presidente Joaquín Balaguer formó el Consejo de Estado, integrado por él y por 6 personas más, entre los que estaba el exvicario de la Catedral.

Como asistente de Pérez Sanchez estuvo José Delmonte Peguero, quien dio rienda suelta a su afición por la música. Tocaba órgano, y se fue perfeccionando en ese menester hasta que alcanzó la dirección del Coro Nacional, entidad musical que hizo historia en el quehacer de arte sacro, tanto en el país como en el extranjero.

Un hermano de José Delmonte, Vinicio, se hizo guía turístico de la Catedral, junto a otro dominicano: Mon Nadal, y un jamaiquino a quien apodaban Coca-Cola. Al paso de los años Vinicio fue perdiendo la visión, y está yatotalmente ciego, pero sigue en su labor turística, «como si nada.»

Otra persona digna de mención que estuvo en la catedral, fue el campañero al que apodaban Tango. Cuando el Arzobispo Polanco Brito venía a Nueva York solíamos conversar con él y le preguntábamos por amigos y conocidos comunes. Y de Tango, decía, «Sigue ahí: igualito.»

La designación papal de monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez como sucesor de monseñor Beras Rojas en el solio arzobispalle imprimió un estilo nuevo al quehacer de la Iglesia Católica Dominicana.

López Rodríguez diseminó en su jurisdicción arzobispal un estilo nuevo, quizás un poco más acorde con lo establecido tras el Concilio Vaticano II, que acercómucho más la Iglesia hacia la feligresía. Cuando el nuevo arzobispo llegó a su cátedra, quien le antecedió no era muy afín con el Movimiento de Renovación Carismática, al igual que otros jerarcas de la Iglesia a nivel universal.

Pero ese movimiento, estiman los observadores, ha dado algo así como un toque de avivamiento al catolicismo. Justo cuando nombraron Arzobispo a López Rodríguez, éste publicaba en un diario dominicano una serie de tres o cuatro artículos sobre una asamblea que hubo en Roma con dirigentes de ese movimiento que recibió gran impulso del cardenal belga León José Suenens.

Una de las mejores características de López Rodríguez es que dice lo que siente, sin tapujos, y con responsabilidad. Le ha insuflado dinamismo y carisma a la Iglesia Dominicana, y su trabajo ha ganado buena aceptación no sólo entre sus feligreses, sino entre gentes de otras latitudes.

Naturalmente, un carácter así, decidido, responsable, suele producir controversias. Y las ha habido. El mismo Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez lo hizo público una vez, diciendo que había un movimiento subterráneo para pedirle ala Santa Sede su remoción como Arzobispo Primado de América. Y aseguró que tal situación lo mantenía sin cuidado.

Su conducta como figura principal de la Iglesia Católica Dominicana le ha dado mayor vigencia a ese conglomerado religioso ante le opinión pública.

En la Catedral Primada, cuando el Cardenal López Rodríguez vaa oficiar una misa pontifical, la gente espera la homilía, en la que siempre el Obispo toca temas que de una u otra manera le producen piquiñas a las epidermis dedirigentes políticos, religiosos, y económicos.

La Catedral Primada de América… Una suma de historia, de hechos memorables. Y de fe.

MEDITACION

Para la meditación de hoy: A lo mejor habrás experimentado una experiencia como ésta: sentirte «liviano» después de perdonar una ofensa.

Y es que esa descarga emocional, al desprenderse de nosotros,arrastra también algúnotro viejo sentimiento adherido al subconsciente, y hace que uno se aligere… y como que sienta un dejo de paz y alegría. No en balde el Maestro Jesús enseñaba a perdonar; lo enseñó durante toda su vida, y cuando iba camino a la muerte…

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