Del inmortal del Deporte en basket, Vinicio Muñoz, es mucho lo que se puede escribir y decir, tras una carrera súper-exitosa de más de 26 años.
Ahora, narrar sus últimos años, en su nueva cancha, “un canasto para Cristo”, donde lleva la palabra de Dios a niños y jóvenes, a través del basket, es algo que le llena de plenitud, alegría y le brinda una satisfacción personal que no tiene como describirlo.
“Un canasto para Cristo”, me ha transformado aún más mi vida. Veo a esos niños y jóvenes recibir testimonios de cómo debemos comportarnos ante Dios y seguir su palabra y su ejemplo, es una cosa increíble, que hace que mis ojos se llenen de lágrimas, pero de felicidad”, narró Muñoz.
Quería ser Jockey
Reveló que su aspiración de niño era ser “Jockey” para montar caballos de carrera en el Hipódromo Perla Antillana en la década de los 1970, lugar donde hoy está la Plaza de la Salud.
Dijo que un día tras trabajar con los caballos en el Hipódromo desde las 4:30 de la mañana, iba en su bicicleta y se detuvo a descansar frente al Club Rafael Barias y allí lo llaman para completar un equipo en un “Tres para Tres”.
“No era que tenía grandes condiciones, fue que me vieron larguito de tamaño”, recordó. Expuso que el entrenador Enrique Manzanillo lo vio y lo invitó a entrenar con el equipo y a partir de gustó el basket hasta el día de hoy.
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La Escuela de Basket
Afirmó que tiene una Escuela de Baloncesto en el Centro Olímpico donde entrena a jóvenes, pero lo más importante es que reciban la palabra de Dios y la practiquen.
Exclamó que ahí tiene a muchos jóvenes haciendo deportes y escuchando la palabra de Dios.
Su madre, su gran inspiración
El caballeroso deportista explicó que su adorada madre que hoy está en el cielo deseaba que él fuera médico, pero Dios le tenía otro camino y ese era el baloncesto.
“Mi madre fue mi inspiración, siempre estuvo para mi, en las buenas y en las malas, nunca me dejó solo, es así que todo el Palacio de los Deportes la conocía porque siempre iba a los juegos a verme”, precisó el Inmortal del Deporte.
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Un canasto para Cristo
Vinicio duró más de 26 años llevando su talento como brillante canastero en todo el territorio nacional, así como en diversas Ligas Profesionales en la Región.
En el país logró acumular registros estadísticos que hoy, aún muchos lo mantienen como récord personal en esa larga trayectoria.
Sin embargo, en los últimos años, Muñoz ha sido tocado a seguir las enseñanzas y prédicas del más grande creador que ha tenido la tierra: Jesucristo.
Por ello, el caballeroso atleta al recibir ese llamado, tomó la iniciativa y está llevando en todo el territorio nacional lo que él ha denominado “Un Canasto para Cristo”.
Ese programa consiste en llevar la palabra de Dios, utilizando el baloncesto como herramienta principal.
Recorre el país
Muñoz: “Estoy recorriendo cada rincón del país llevando la palabra Dios a cientos de niños y jóvenes para que se acerquen a Dios, a través de su palabra y su ejemplo”, dijo.
Exclamó que la paz espiritual que siente hoy, es algo innegociable en su vida, en su familia, ama servirle al prójimo a través del deporte y del basket.
Apuntó que agradece a muchos dirigentes de clubes deportivos que lo invitan- de manera gratuita- a llevar el mensaje de Dios.
“En mi juventud lo tuve todo, el baloncesto fue mi gran sustento y ahora llegó la hora de que devuelva algo a la sociedad y Dios me iluminó con este programa “Un canasto para Cristo”, insistió, Subrayó que conoció a Dios y es lo más importante que le ha pasado a su vida.