Batalla de Alepo comienza con ingreso del ejército sirio a bastión rebelde

Batalla de Alepo comienza con ingreso del ejército sirio a bastión rebelde

DAMASCO, (AFP).– El ejército sirio afirmó hoy haber retomado el control de un emblemático barrio rebelde en Alepo, en medio de una enorme ofensiva terrestre, aunque los combatientes opositores aseguraban que los combates continuaban en el sector de Salahedine (Saladino).

Una fuente de seguridad en Damasco dijo a la AFP que el asalto había comenzado en la madrugada con carros de asalto y blindados. Violentos combates estallaron por el control de las calles principales. «Una vez que esas calles fueron conquistadas, todo el sistema de defensa de los terroristas se hundió, más rápido de lo que pensábamos», dijo esa fuente a la AFP.

Por su parte, el coronel disidente Abdel Jabar Oqeidi, confirmó que «hubo un ataque bárbaro y salvaje al barrio», pero añadió que «es falso decir que el ejército ha tomado el control total del barrio».

«Hay combates en varios barrios de Alepo, pero ellos se concentran básicamente en Saladino, porque ese barrio reviste un alto valor simbólico tanto para nosotros como para las fuerzas del régimen», añadió el responsable militar. Las tropas regulares persisten en su intento de retomar el control del barrio aunque han tenido que demorar el inicio de la ofensiva a causa de los numerosos francotiradores emboscados, afirmó el comandante rebelde.

De acuerdo con la entidad opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) «se trata de los más feroces combates en los alrededores de ese barrio y en ciertas calles de la zona». Un militante dijo a la prensa haber visto los blindados del ejército regular en la plaza Saladino y en la calle Jodr, dos posiciones estratégicas en el barrio.

El ejército regular sirio reunió unos 20.000 hombres para una batalla crucial para el presidente Asad, enfrentado a una revuelta popular que se inició hace 16 meses y que gradualmente se militarizó.

La ofensiva ocurre después de la promesa del presidente Bashar al Asad de «purgar» al país de los «terroristas», un término que su gobierno utiliza para designar a los grupos rebeldes. Los choques de los últimos días en Alepo suscitaron la reacción de la entidad humanitaria Amistía Internacional, que denunció -apoyándose en imágenes de satélite- el uso de armamento pesado en zonas residenciales.

De acuerdo con Amnistía, esas imágenes muestran en Alepo y en la vecina Anadane más de 600 cráteres formados por obuses, y dejan en evidencia la violencia de los combates. Antes de ingresar a Saladino, el ejército sirio bombardeó los barrios de Kartadji, Tariq al Bab y Chaar, según la OSDH, una ONG basada en Gran Bretaña. El observatorio aseguró que unas 58 personas (36 civiles, 16 soldados y 6 rebeldes) murieron el miércoles en todo el país, 15 de ellas en Alepo.

«El pueblo sirio y su gobierno están determinados a purgar al país de los terroristas», dijo Asad al recibir a un emisario del guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei. Said Jalili respondió que «Irán no permitirá jamás la destrucción del eje de la resistencia en el que Siria es un pilar esencial», y consideró que «la situación de Siria no es de una crisis interna sino un conflicto que opone al eje de la resistencia en esta región» a Israel y Estados Unidos.

Irán, un aliado de Damasco, organiza el jueves un encuentro de países que tengan «una posición realista» sobre la crisis siria, informó el gobierno de Teherán. Líbano, donde una decena de obuses cayeron durante el noche del martes sin dejar víctimas, ya adelantó que no participará de ese encuentro a causa de su «neutralidad» con relación al conflicto. Tampoco irá Kofi Annan, que la semana pasada renunció al papel de mediador en la crisis.

 «Ni Annan ni cualquier personas de su entorno participará de las discusiones en Teherán», declaró un vocero de la ONU. Irán ya expresó su inquietud con la suerte de 48 peregrinos iraníes, que se dirigían a un sitio sagrado chiita cerca de Damasco y fueron secuestrados por hombres del Ejército Sirio Libre (ESL), que los acusa de ser hombres de los Guardias Revolucionarios, cuerpo de élite del régimen iraní.

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