Batalla Las Carreras en hoguera de ambiciones. Hoy se cumplen 173 años de la mayor muestra de valentía de los dominicanos, arropados por la sombra de las ambiciones de los políticos que dudaban cinco años después de la realidad de una patria libre y soberana de Haití. Supieron sacudirse de las ambiciones que dominaba el ambiente y unidos derrotaron al poderoso ejército haitiano de Faustino Soulouque que avanzaba hacia la capital dominicana.
Llegar las tropas haitianas a orillas del río Ocoa para ser el escenario de la gran batalla constituyó para los dominicanos una muestra de superación de inconvenientes dominados por la ignorancia y ambiciones de los políticos que aterrorizados en Santo Domingo procuraron a la carrera sus legisladores ser anexionados a Francia o quien fuera entre Estados Unidos e Inglaterra para evitar el arrase haitiano que avanzaba triunfante hacia las murallas de la augusta ciudad de los Colones.
Las ambiciones y miedos estaban aposentados en el Congreso dominicano. Cada legislador tenía sus planes de hegemonía hasta soslayando la realidad de un enemigo que estaba al acecho para volver a su ocupación anterior a 1844. Esa vez los políticos comenzando por el presidente de la ocasión, Manuel Jiménez, dudaban de la solidez de libertad alcanzada en 1844. Ya en 1849 las dudas de la factibilidad de la Nación recibía un golpe duro por las artimañas criollas utilizadas hasta para designar a un presidente frágil e irresoluto que cometía errores constantes en cada decisión que tomaba bajo la sombra de las invasiones previsibles de las fuerzas militares haitianas.
Esta vez de 1849, Haití solo formó un ejército expedicionario para ingresar por el sur del territorio oriental dejando de lado al Cibao libre de sus incursiones. Soulouque confiaba en la región sur de su país para armar su expedición cuya idea era avanzar rápidamente por el sur hasta las murallas de Santo Domingo.
Le invitamos a leer: Una pausa en la vorágine de la guerra
En 1849 las tropas haitianas arrasaron con las defensas de los pueblos del sur y en especial en Las Matas de Farfán y hasta llegar a Azua que cinco años antes había sido escenario de una gran derrota de las fuerzas occidentales cuando pretendieron volver a ocupar la parte oriental de la isla. Para abril de 1849, los haitianos al no poder avanzar por el camino de la costa por estar las naves de guerra dominicanas ancladas en la bahía con su fuego de artillería que ahuyentaron a las tropas de Soulouque y optaron avanzar por las montañas de El Número en donde el valiente militar de origen francés Antonio Duvergé le infligió una severa derrota. Así derrotados los haitianos pudieron llegar el 20 de abril hasta las orillas del río Ocoa donde acamparon y se prepararon para formar su frente de batalla para enfrentar a los dominicanos colocados en la margen oriental del río. Allí estaban acantonadas y preparadas en defensa las tropas dominicanas bajo la dirección del general Pedro Santana. Y el día 21 se escenificó un sorprendente hecho de guerra que colmó de gloria a los dominicanos.
La batalla de Las Carreras queda en los anales de la historia como un hecho brillante de la valentía de un pueblo empeñado en sostener sus ansias de libertad y no verse jamás pisoteado por las huestes occidentales de diferente raza y creencias.