Bate con corcho

Bate con corcho

En el artículo anterior escribimos sobre la relación lanzador-bateador; sorprende notar los reflejos, la vista y condiciones físicas que debe poseer el último para darle bien a la pelota, ya que apenas dispone de 0.30 s., para “adivinar” o distinguir la clase de lanzamiento: curva o recta, bola o “strike” y hacer el “swing” para golpearla dentro del terreno de juego. Naturalmente, si el bateador posee la visión de Ted Williams, quien decía y probó que veía donde la bola chocaba en el bate, ciertamente lleva ventaja.

“Dinámica de un batazo” enunció una característica física denominada cantidad de movimiento, constituida por el producto de la masa que se mueve por la velocidad de movimiento, digamos que para un bate de 42 onzas (#42), es decir, de 1.19 kilogramos que se mueve a 15.3 m/s, la cantidad de movimiento es de 1.19 por 15.3 igual a 18.207 Kg.m por segundo.

Un bate de corcho, en realidad con el centro de corcho, tiene en la parte cilíndrica un barreno de media pulgada de diámetro, aproximadamente 12.5 mm, por seis pulgadas de largo, 15 centímetros. Este cilindro se rellena de corcho compactado y se tapa con serrín y resina. La operación reduce la masa 1.5 onzas, unos 42.5 gramos; el bate de 1.19 Kg., queda en 1.148 Kg., por tanto, la cantidad de movimiento se reduce apenas a 17.557 Kg.m/s, si se mueve a la misma velocidad de antes. En términos porcentuales la cantidad de movimiento se reduce 3.57%.

Si la cantidad de movimiento se reduce, el impacto contra la bola es menor, además, la consistencia, dureza, del bate es menor que cuando todo es sólido; por esa razón, algunos analistas de la física del béisbol han concluido que no es cierto que un bate de corcho envíe la pelota más lejos que el sólido. Sin embargo, las reglas del juego lo prohíben y es bueno que sea así para lograr la normalización de los equipos.

Desde luego, no podemos perder de vista que la cantidad de movimiento es un producto a partes iguales de masa y velocidad; podemos argumentar que al pesar una onza y media menos, el bateador puede lograr mayores velocidades de “swing” o sentirse mejor porque el centro de gravedad del bate varió unos milímetros en dirección de sus manos. Todo esto es posible pero de dudoso efecto final, de hecho al parecer existen mediciones que comprueban lo contrario, la bola no va tan lejos.

Ante el contraste de la física y la regla de béisbol que prohíbe su uso, hay argumentos variados, por ejemplo:

Un bate de onza y media menos, en manos de un profesional, puede alcanzar velocidades algo mayores, un “swing” más rápido implica que puede comenzar más tarde y le llega a tiempo a la bola; en términos prácticos quiere decir que el bateador se puede dar el lujo de dejar que el lanzamiento recorra unos 5 a 6 pies más, en otras palabras, si tenía que decidir en 0.30 s, ahora quizá puede esperar a 0.33/0.35 s., así podría asegurarse mejor del tipo de lanzamiento que viene.

No parece haber ninguna evidencia científica que al reducir la masa del bate aunque aumente la velocidad del “swing” el alcance del batazo se alargue, por lo menos, en lo relativo a los cuadrangulares eso no sucede, porque los dos efectos (masa, velocidad) tienden a neutralizarse. Sin embargo, parece que hay ventajas en lo que tiene que ver con hacer contacto con la bola en vista de unos pocos milisegundos adicionales para comprometerse con el inicio del “swing”. Esto podría ser interesante para un pelotero pasando por un “slump” pero nada más.

Algunos peloteros piensan que con la introducción del corcho se consiguen efectos psicológicos, ya que los jugadores son, generalmente, muy supersticiosos y creen en los más diversos amuletos: una media específica, un cierto bate, una camisa medio sucia, etc., por  la misma razón un bate con corcho puede convencerlos y darles confianza de que tendrán mejor desempeño.

El jugador que se decide a perforar su bate, necesariamente tiene que rellenarlo, de lo contrario al chocar la pelota sonara completamente diferente y quedará delatado. En todo caso, corcho no es el único relleno que se ha usado, entre otros: clavos, piedritas y algunos jugadores en Los Ángeles experimentaron con mercurio, un metal líquido bien pesado. Con mercurio se presenta el interesante fenómeno de que la masa o más bien una medida de ella, el momento de inercia, varía con el “swing”, con la mayor inercia justo antes del impacto con la bola.

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