Bautizo de una futura Reina

Bautizo de una futura Reina

La Infanta Leonor, con los ojos muy abiertos, recibió el agua del Jordán con la que fue bautizada en el Palacio de La Zarzuela, en una ceremonia familiar en la que sus abuelos paternos, los Reyes, fueron los padrinos.

Leonor de Todos los Santos, primogénita de los Príncipes de Asturias y segunda en la línea de sucesión al Trono, recibió el sacramento del bautismo dos meses y medio después de su nacimiento en Madrid, el pasado 31 de octubre. La heredera del heredero, la séptima nieta de don Juan Carlos y doña Sofía, fue bautizada en la residencia de sus abuelos y padrinos, los Reyes, en el mismo lugar -el vestíbulo- en el que hace 38 años lo fue su padre, el Príncipe de Asturias, y antes sus tías, las Infantas Elena y Cristina, además de varios de sus primos.

Si el 8 de febrero de 1968, don Felipe era bautizado en este lugar en presencia del dictador Franco, con su bisabuela la Reina Victoria Eugenia y su abuelo el Conde de Barcelona como padrinos, su hija Leonor lo ha sido con los representantes de las más altas instituciones democráticas del Estado como testigos.

Junto a las familias respectivas de los Príncipes de Asturias, estuvieron el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa; los del Congreso y el Senado, Manuel Marín y Javier Rojo; la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas; y el del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco Hernando.

Los Reyes, los padrinos

Mientras que el Rey era ya padrino de Felipe Juan Froilán, hijo mayor de la Infanta Elena, para la Reina es la primera vez que amadrina a uno de sus nietos. Momentos antes de la sesión fotográfica, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, en su condición de Notario Mayor del Reino, había procedido a la inscripción del nacimiento de la Infanta en el Registro Especial de la Familia Real.

Al comenzar la ceremonia religiosa, presidida por una imagen de Cristo Crucificado y otra de la Virgen, en la que Rouco Varela estuvo asistido por el arzobispo castrense de España, Francisco Pérez González, y otros cinco celebrantes, el Príncipe de Asturias leyó un texto sagrado del Profeta Ezequiel que hablaba del «agua pura», de purificación.

En el lado del Evangelio, se situaron, en primera fila, los Reyes y padrinos, los Príncipes de Asturias con la Infanta Leonor en brazos de su madre, que en algunos momentos abanicó a la pequeña y en muchos otros acarició su mejilla, y los Duques de Lugo y Palma. Doña Cristina sentó en sus rodillas a su hija pequeña, Irene, la primera después de tres varones y «benjamina» de la Familia Real hasta el nacimiento de Leonor.

Detrás estaban otros familiares de los Reyes, como las hermanas de don Juan Carlos, las Infantas Pilar y Margarita, con sus respectivas familias, o los dos hermanos de doña Sofía, Irene y Constantino de Grecia, que ha viajado a Madrid en compañía de su esposa, Ana María, y de varios de sus hijos.

Enfrente, en el lado de la Epístola, se situó la familia de doña Letizia. Sus padres, Jesús y Paloma; sus abuelos, Menchu, Enriqueta y Francisco, bisabuelos de la pequeña Leonor; y las dos hermanas de la Princesa, Telma y Erika, entre otros familiares.

El resto de invitados, entre personal de la Casa del Rey y amigos de los Príncipes, además del decano de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza, el Conde de Elda -en total, poco más de ochenta personas-, se sentaron en torno a la histórica pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán.

En esta reliquia románica, reservada desde el siglo XVII para los bautizos de Príncipes e Infantes, fue bautizada la Infanta Leonor, con agua traída desde el río Jordán, en Tierra Santa, para tan histórica ocasión. La misma pila de piedra blanca sin tallar, recubierta de plata con adornos dorados, que incluyen los escudos de la Orden de Santo Domingo, en la que fueron bautizados el Príncipe de Asturias y sus hermanas las Infantas Elena y Cristina.

Cumpliendo con otra tradición familiar, la Infanta Leonor de Todos los Santos llevaba, en fecha tan señalada, el mismo faldón de cristianar que usó su abuelo el Rey, hace 68 años, cuando fue bautizado en Roma, y que años más tarde vistieron su padre, don Felipe, sus tías las Infantas Elena y Cristina y los hijos de éstas.

Al concluir, los Príncipes de Asturias, con la pequeña Leonor dormida en los brazos de su madre, oraron ante la imagen de la Virgen que presidió la ceremonia, una antigua talla que se conserva en la capilla de La Zarzuela. Leonor continuó plácidamente dormida en el regazo de Doña Letizia mientras las monjas de Galapagar interpretaban para ella una nana. Era su obsequio para quien algún día será Reina de España.

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