Beata Dolores Rodríguez Sopeña, un legado de fe

Beata Dolores Rodríguez Sopeña, un legado de fe

Le recordaron como ella hubiese querido: en la casa del Señor y en compañía de las personas que han seguido sus enseñanzas cristianas y la han trasmitido a quienes más la necesitan.

Así, con la bendición de Dios fue celebrada la primera Eucaristía en honor a la beata Dolores Rodríguez Sopeña, fundadora de la familia Sopeña, la que fue oficiada por el nuncio apostólico Timothy Broglio y concelebrada por el vicario José Antonio Esquivel.

A esta homilía efectuada en la Parroquia Universitaria Santísima Trinidad asistió la primera dama Rosa Gómez de Mejía, quien a través de su despacho colabora con la remodelación del salón de actos de la Obra Social y Cultural Sopeña (Oscus), de Buenos Aires de Herrera.

Cabe destacar que la fundación Oscus, presente desde hace 20 años en el país, se caracteriza por dar apoyo a los centros de promoción masculinos, femeninos, juveniles, indígenas y rurales, a través de la enseñanza y de las actividades recreativas.

Iniciada la Eucaristía, los presentes escucharon con atención la primera lectura tomada del profeta Isaías, la segunda de la primera carta del apóstol San Juan y el evangelio según San Marcos, en el que Jesús invita a los apóstoles a ir por el mundo entero a proclamar su palabra a toda la creación.

Al hacer la reflexión sobre esos mensajes divinos, el nuncio apostólico Timothy Broglio afirmó que es la misma forma en que Jesús le pidió a los apóstoles que fueran por el mundo proclamando la Buena Nueva. “La historia de la Iglesia Católica está llena de hombres y mujeres que han seguido su mandato haciendo suya esa misión. Dolores Sopeña es una de ellas, pues a pesar de las vicisitudes que afrontó, siempre mantuvo firme su propósito de hacer de todos una familia en Cristo”.

Así mismo, destacó que ella testimonió con su vida el misterio de amor, pues organizó un laicado comprometido en la promoción de la evangelización del mundo del trabajo, de manera especial en Cuba, Puerto Rico –donde residió por varios años y en su natal España. “Sus esfuerzos por construir una sociedad donde florezcan las oportunidades de estudio y trabajo es cada vez más latente en el corazón de miles de personas, ya que su legado se ha extendido a Italia, Chile, Argentina, Ecuador, México, Cuba, Colombia y República Dominicana”, afirmó.

Concluidas sus palabras de reflexión, continuó la Eucaristía y con el abrazo de paz que todos se dieron simbolizaron su agradecimiento a Dolores Sopeña por todos los aportes que dejó, los que son cultivados por su congregación y son transmitidos a los centros de promoción masculinos, femeninos, juveniles, indígenas, y rurales, a través de la enseñanza y la evangelización.

[b]PERFIL[/b]

Dolores Rodríguez Sopeña nació en Velez, Almería, España, el 30 de diciembre de 1848. Durante sus años de vida fue una incansable evangelizadora en los sectores sociales más necesitados, pues hizo presente en ellos el amor de Dios por la entrega y testimonio generoso de su vida.

Se distinguió por su gran fe y confianza, su profunda unión con Dios y su ardiente caridad apostólica para extender el reino de Dios por todo el mundo.

Creó tres instituciones: El Movimiento Laico Sopeña, el Instituto de Catequistas Dolores Sopeña y la Obra Social y Cultural Sopeña (Oscus).

Murió en Madrid con fama de santidad el 10 de enero de 1918. Su beatificación fue realizada por el papa Juan Pablo II el 23 de marzo de 2003.

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