Si nos ponemos a investigar pienso que de los últimos combates no hay uno exento de esos comentarios que le puedan llevar seguridad a sus seguidores. Se ha llegado a montar combates-shows, que en vez de rescatar esto que llaman boxeo, lo que han hecho es afectar su imagen, como el reciente espectáculo que montó Floyd Maywather.
Lo digo con sinceridad, no creo en este deporte, pero tenía en mi cabeza que con la celebración de este pleito Canelo-GGG se iba a rescatar parte de la imagen destruida de esa actividad, ¡pero que va! “El perro huevero, aunque le quemen la boca”.
Ustedes saben que no hay forma de pensar que ese resultado no fue montado para celebrar otro combate.
Reconocen que el boxeo está en baja, que no hay peleadores con carisma, que faltan ídolos y que no se puede desperdiciar la oportunidad de gladiadores como esos dos. El actual campeón, Golovkin, prácticamente era desconocido, solamente los técnicos y analistas, los “fiebruses”, lo pueden conocer, pero el gran público no. Canelo es otra cosa.
Si nos ponemos a pensar que un juez vio la pelea 118-110 a favor de Canelo, otro juez lo vio empate y que un tercero la apuntó a favor del campeón 115-113, tenemos que concluir en que se limpió el camino para una revancha y decidir quién es mejor.
¿Cómo es posible que un peleador que pegue unos 200 golpes efectivos más que el otro no tenga ventaja? Pero Dios, ‘cómo una pelea de tal magnitud termina sin un ganador? Eso definitivamente atenta contra ese deporte.
Todos los deportes tienen forma de definir un resultado, no celebrar otro encuentro para sacar un ganador. Ahora será celebrado otro combate cuyo objetivo no es definir cuál es el mejor de los dos, sino de cuánto será el «botín», porque de eso se trata, de dinero. Nos juntamos. Para contacto @ramoncuello02.