Hace tiempo, 1987 en Las Vegas, me convencí de que el boxeo profesional ha sido tomado por una mafia que no deja el más mínimo cabo suelto cuando andan en busca de hacer sus travesuras.

Dirigentes que se han mantenido en su cargo, pese a que no han actuado de acuerdo a lo que significa este deporte para todo aquel que le da seguimiento. El ingeniero Gilberto Mendoza, en la AMB, José Sulaimán México, en el Consejo, este último se eternizó en el cargo hasta que desapareció, dejando a su hijo, al frente de ese organismo y los presidentes de la OMB y de la FIB de menor tiempo.

El primer gran ejemplo de las actividades inusuales, es el único deporte que cuenta con 4 organismos de dirección, totalmente diferentes, mientras todos los deportes son dirigidos por un organismo.

Eso dio paso a la decisión de peleas de «unificación», tremenda trama para engañar al público que sigue este «deporte».

Los hombres de ahora, encargados de hacer todos los ajustes de los dueños del boxeo son Don King y el abogado Bob Arum, dos hombres capaces de hacer lo peor, como dejar que un boxeador se ponga cemento para maltratar a su contrario.

Con la pelea de Mayweather y Pacquiao la gente sabía lo que sucedería, que se buscaría por todos los medios montar otro combate para ganarse unos milloncitos.

Pero había que buscar un elemento que daría el interés por el combate, esta vez fue el hombro de Pacquiao, aunque pase un año este combate va.

Son numerosas las formulas de ingeniarse para hacer las trampas, cada una las conozco, porque estuve en el centro de la tormenta. Vuelvo con esta mafia, donde un hombre de 50 años, se puede convertir en campeón mundial con peleas preparadas, George Foreman. Para contacto @ramoncuello02, nos vemos.