“Siempre tendré una esperanza, eso es todo lo que tengo”, declaró Pete una vez a USA Today.

Ha pasado un largo tiempo desde que Pete Rose, fuera separado del béisbol de las mayores cuando se le descubrió que era un apostador de los juegos de béisbol, que había apostado, incluso al equipo que dirigía, iba o llamaba a la casa de apuestas desde los Estados Unidos apostaba y a su equipo Cincinnati.

Desde entonces. este excitante jugador ha hecho lo imposible, buscando un perdón de Major League y del Comisionado de Grandes Ligas Bud Selig, sin embargo, no ha pedido perdón convincente del daño que le hizo al deporte que él amó y a millones de ciudadanos regados por el mundo, en lo cual estoy yo.

Dueño del record de más hits en la historia, creo que unos 4.256, daba gusto y placer ver aquel jugador de menos de 5,11 de estatura correr las bases, tirarse de cabeza, en fin, jugar una pelota agresiva con gusto y deseo.

Hoy, Rose vuelve a ser noticia, declarando que quiere hablar con el nuevo comisionado de béisbol para buscar una nueva oportunidad, la polémica de que si Pete Rose puede estar en el “Salón de los Inmortales, donde van los mejores y lo que han jugado de manera limpia…

Pete Rose, ha reclamado que el comisionado lo escuche, quizás como a Alex Rodríguez, quien purgó su pena por el uso de sustancias prohibidas, pero lo que hizo Pete, fue más fuerte que todas las sustancias prohibidas, jugar en las apuestas a un equipo, el cual dirigía, no tiene perdón de Dios y debe seguir fuera de la pelota.

Además su arrogancia y su desatino frente a las autoridades que controlan el juego no le da derecho a ser escuchado, pero Rose me engaño a mí, que era su fiel fanático, me gustaba como jugaba, como “joseaba”, como corría, era un verdadero ídolo.

Está condenado y el comisionado Rob Manfred debe seguir las posición de Bud Selig.

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