Una De las cosas más difíciles en un deportista es tomar la decisión de retirarse y es que muchas veces tu cerebro guarda varias interrogantes:      ¿Todavía puedo seguir, es simplemente un mal momento, una mala temporada?

     Cuándo mejore de esta lesión, volveré a ser el de antes, estaré seguro de eso, etc, etc, etc.

     Es que la mayoría de los atletas tienen siempre el mismo temor, ¡Cuando las luces se apaguen, cuando ya no se escuchen los aplausos, cuando ya mi nombre no aparezca en los medios de comunicación!

     Sin darse cuenta en muchas ocasiones que saber retirarse a tiempo es de sabios, es dejar el recuerdo positivo de lo que fuiste y no el negativo que dejan los atletas ya acabados que insisten en seguir, cuando ya sus reflejos, sus condiciones atléticas lo han abandonado.

     Ejemplos han existido la vida entera y las estadísticas de su año final (o años finales) están ahí, no dejan mentir a nadie.

     Ken Griffey Jr.

 Este es un caso bien reciente, habiendo anunciado su retiro 48 horas atrás, arrastrando unos pobres números: 184, sin jonrones, con solo siete remolcadas en 98 turnos al bate, con par de dobletes como sus únicos extra-bases, relegado al banco, sobre peso, su equipo en el sótano, la ciudad donde comenzó jugando, en fin todas las situaciones estaban dadas para ese adiós, un adiós que debió haber llegado en el invierno pasado, luego de sus 214 puntos en su regreso a Seattle, habiendo promediado 260 y 245 en los dos años anteriores.

Sin Series Mundiales

 Griffey se une a nuestro Sammy Sosa como los dos más grandes productores de cuadrangulares que nunca asistieron a un clásico de otoño.  

     1995.- Luego de haber estado lesionado cerca de tres meses, el “Junior” logró su mejor post-temporada: 391, con cinco jonrones en el play-off divisional, mas 333 en la serie de campeonato.