Escuchando las emotivas y contagiosas declaraciones de los jugadores dominicanos previas a su primer compromiso en el Clásico Mundial de Béisbol, llego a la obligada conclusión de que en el seno del equipo dominicano prima la armonía, el compañerismo y la identificación con los colores patrios.
Estas expresiones contagian al más indiferente de los dominicanos.
Sentir ese amor patrio de cada una de estas superestrellas y apreciar como, al unísono, anteponen el interés colectivo por encima de egos y logros personales nos hace sentir orgullosos de ser de la patria de Duarte, Sánchez y Mella.
Escuchar a un Manny Machado decir que está dispuesto a jugar hasta en la receptoría con tal de ayudar al equipo a ganar contagia a cualquier mortal. Ver a un líder como Robinson Canó, quien viene de ser el Jugador Más Valioso en el pasado Clásico Mundial, motivar a sus demás compañeros con frases de motivación, no tiene precio.
Asimismo, apreciar la disposición de un José Reyes, quien le manifestó a Tony Peña que aunque esté en la banca será el primero que motivará a cada uno de sus compañeros para que den lo mejor de sí en el terreno es algo que despierta en cada dominicano un sentimiento patriótico indescriptible.
Poder apreciar la entrega y disposición del caballeroso Nelson Cruz es digno de encomio, al igual que lo mostrado por Adrián Beltré, Carlos Martínez, Edinson Vólquez, Dellin Betances, Jeurys Familia, Welington Castillo, Jonathan Villar, José Bautista, Starling Marte, Gregory Polanco y Jean Segura, entre otros.