BELEN, Cisjordania (AFP) – Las autoridades de Belén expresaron su satisfacción este domingo por la presencia masiva de peregrinos, algo sin precedentes desde hace cinco años, que desafiaron la lluvia y el frío para llegar hasta la ciudad donde nació Cristo y celebrar la Navidad.

Las celebraciones se llevaron a cabo sin el menor incidente, bajo la vigilancia de la policía palestina que desplegó numerosos agentes, mientras que el ejército israelí aligeró los controles, habitualmente muy estrictos, en la entrada de la ciudad.

«Treinta mil turistas y peregrinos llegaron para la fiesta, es decir dos o tres veces más que el año pasado», declaró con satisfacción Victor Batarseh, el alcalde cristiano de esta ciudad de mayoría musulmana donde viven 40.000 personas.

«Esperamos que los turistas sigan viniendo. En todo caso la lluvia no los disuadió y es la mejor Navidad que hemos pasado desde hace cinco años», dijo a la AFP.

Batarseh destacó sobre todo la presencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, en la misa de Navidad, a la que asistieron como de costumbre los cónsules generales en Jerusalén, en la iglesia vecina a la basílica de la Natividad.

El predecesor de Abas, el líder histórico palestino Yasser Arafat, fallecido en noviembre de 2004, no pudo asistir más a esa misa desde 2001 ya que Israel se lo impidió.

Algunos visitantes expresaron igualmente su alegría. «El ambiente es maravilloso. La gente está contenta, eso se ve en las miradas, en los rostros», declaró Hohan Vicensky, un alemán de 24 años que asistió a la misa.

«La atmósfera es mejor que la del año pasado ya que se perciben signos de paz», declaró una mujer que llegó de Filipinas a Belén por segundo año consecutivo.

El sábado, el Patriarca latino de Jerusalén, monseñor Michel Sabah, quien llegó en procesión para celebrar la misa de Navidad, llamó «a suprimir el muro» de separación levantado por Israel que divide a la ciudad de Jerusalén.

«Hay que suprimir los muros y erigir en su lugar puentes de paz y de amor», proclamó el Patriarca afirmando que la construcción de ese muro que supuestamente debe defender al Estado judío de los atentados, había transformado a Belén «en una inmensa prisión».

En su sermón de Navidad, monseñor Sabbah envió un mensaje de paz y de esperanza y reclamó justicia para los palestinos.

«Del lado israelí también hemos visto y oído nuevos signos y nuevas expresiones. Esperamos que signifiquen una nueva visión y una nueva decisión», dijo el Patriarca en una aparente alusión a la retirada israelí de Gaza.

El religioso concluyó su sermón deseando «paz y justicia para dos pueblos capaces de vivir juntos en paz y en buena vecindad» y con un llamamiento «a una Navidad de santidad y de buen ánimo».

La economía de Belén se basa sobre todo en el turismo, por lo que se ha visto seriamente afectada tras el comienzo de la Intifada (la lucha popular palestina) en septiembre de 2000.

Fuertemente vigilada durante largos períodos por el ejército israelí, Belén fue escenario de violentos enfrentamientos en 2002, cuando durante 38 días se encerró en la Iglesia de la Natividad un grupo armado de palestinos, sitiados inmediatamente por las fuerzas israelíes.