Belén festeja primera Navidad sin Arafat

Belén festeja primera Navidad sin Arafat

BELÉN (EFE).- CON más optimismo que en años anteriores, pero aún casi sin turistas, Belén ultima los preparativos para celebrar la primera Navidad tras la muerte de Yaser Arafat, en cuya memoria se colocará una silla con su tradicional «kefía». Un día antes de la tradicional Misa del Gallo, las flores ya adornan el altar de la Iglesia de Santa Catalina y monjes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa colocan alfombras y sillas en lugares preferenciales para gobernantes y diplomáticos.

   «Este año hay más optimismo. Hasta tenemos como invitado de honor no sólo al presidente de la OLP, Mahmud Abbas (Abu Mazen), sino también a otros tres candidatos de las elecciones presidenciales de enero», confirmó a EFE el padre Matías López, de origen mejicano.

   Los monjes y asistentes trabajaban hoy con ahínco en la iglesia donde mañana se celebrará la tradicional Misa del Gallo, y en la vecina basílica ortodoxa, donde han fregado hasta los mosaicos subterráneos.

   En la Iglesia de Santa Catalina se habilitará una silla en memoria del fallecido presidente de la ANP, quien en los últimos tres años de su vida no pudo asistir a la misa porque Israel lo tuvo confinado en la ciudad de Ramala.

   Los cónsules generales en Jerusalén de España, Francia, Italia y Bélgica, también tendrán un lugar de honor como países protectores de Tierra Santa.

   Las ceremonias por la Navidad comenzarán mañana antes del mediodía, cuando el Patriarca Latino, Michel Sabah, y su comitiva de frailes y monaguillos, realicen el trayecto entre la ciudadela de Jerusalén y Belén, separadas por sólo seis kilómetros.

   Según una vieja tradición, en el tramo israelí estará escoltado por la Policía de este país, y en el palestino por una banda de boy-scouts y la Policía de la ANP.

   Natural de Nazaret y arzobispo de la diócesis de Tierra Santa, Sabah estará acompañado en el oficio por más de 100 sacerdotes y la misa desde el lugar donde nació Jesús será transmitida a todo el mundo.

   Fuera de la Basílica de la Natividad, funcionarios municipales engalanaban hoy los árboles de la Plaza del Pesebre con bolas navideñas y guirnaldas, en un intento de rescatar el espíritu cristiano de una ciudad en la que los musulmanes han pasado a ser mayoría en las últimas dos décadas.

   De los poco más de 40.000 habitantes de Belén, sólo alrededor del 40 por ciento son cristianos, ya que miles emigraron del distrito a causa del histórico conflicto con Israel y las rencillas con la población musulmana.

   Y no son muchos los que volverán a Belén para las fiestas dada la situación de conflicto en la zona, que también ha provocado una huida masiva de peregrinos y apagado las celebraciones navideñas desde hace cuatro años.

   «La gente está ya agotada, no le interesa nada. Nuestra vida es aburrida y monótona», afirma Nasser Alawy, un guía turístico de Belén que estudió fisioterapia en Valencia entre 1989 y 1994.

   En un perfecto castellano, Alawy se muestra escéptico de las previsiones para estas Navidades que hablan de decenas de miles de peregrinos y asegura con cinismo: «`Yo desde luego no los he visto por mi tienda de recuerdos!».

   «Rondan por ahí muchas palabras bonitas y promesas, pero aquí no creemos ya en nada hasta que no lo vemos», manifestó.

   Debido al optimismo acerca de un posible solución diplomática al conflicto tras la muerte de Arafat, las previsiones oficiales tanto de Israel como de la ANP hablan de hasta decenas de miles de peregrinos que tienen previsto llegar para estas Navidades, pero si es así, todavía no han llegado a Belén.

   «Dicen que viene un grupo de 4.000 y luego sólo aparecen 200», se lamenta Alawy, quien también se queja de que los que llegan sólo pernoctan una noche, por miedo.

   «Es cierto que la situación no ha cambiado, que vivimos en las mismas condiciones que el año pasado, pero puedo asegurar a todos que Belén es una ciudad segura y abierta esta Navidad», dijo a EFE un oficial de la Policía de Turismo palestina que pidió no ser identificado.

   En su oficina del Centro de la Paz, en la Plaza del Pesebre, el oficial ultima el despliegue de sus fuerzas para esta Nochebuena, en la que él espera la llegada de alrededor de 4.000 peregrinos. EFE

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