Bruselas. La Ciudad del Chocolate de Bruselas presentó hoy, en el Día Mundial del Chocolate, tres esculturas íntegramente compuestas de este dulce material que reproducen conocidos monumentos de la capital belga en unos 550 kilogramos de chocolate puro- el Cincuentenario, la Basílica y el Atomium.
“Hacer esculturas de chocolate requiere, entre otras cosas, ser arquitecto e ingeniero, porque manejar los pesos es fundamental para que el conjunto se sostenga”, explicó el maestro maltés escultor de chocolate Andrew Farrugia, quien actualmente trabaja en un Freddie Mercury de chocolate de cuatro metros.
Las creaciones de Farrugia se componen al 100 % de chocolate puro- “Hay artesanos que emplean esqueletos de madera para que el conjunto se sostenga, pero yo no utilizo ese tipo de ayuda, y ese es precisamente el gran reto de hacer esculturas de chocolate”, reveló.
El chocolate es un material muy duradero- “Con la temperatura adecuada, y protegidas por un cristal, mis esculturas se conservan durante muchos años”, añadió.
Algunas de las obras de este profesor universitario, que descubrió hace una década la vocación de las esculturas de chocolate, se mantienen intactas diez años después de su elaboración.
Cada escultura suele requerir un mes de trabajo, pero en esta ocasión el maestro ha contado por primera vez con la ayuda de su hijo, Marc Farrugia, a quien define como “futuro escultor de chocolate». “Lo más complicado es hacer los planos”, aseguró, pues “luego sólo hay que ponerse a montar y esculpir».
Las dos obras que Farrugia presentó este jueves se realizaron en Malta y posteriormente ha sido trasladadas a Bruselas por piezas. La Basílica de chocolate pesa 250 kilos, y la del Cincuentenario, monumento que simboliza la independencia de Bélgica, 190.
Hoy se pudo ver también al maestro belga Peter Mariman esculpir un Atomium de chocolate de 97 kilos.
Estas tres dulcísimas creaciones podrán contemplarse desde hoy en la Ciudad del Chocolate, como parte de la colección permanente de su museo situado ubicado en Koekelberg, una de las comunas con más tradición industrial chocolatera de Bruselas.
Las instalaciones, que consagran 900 metros cuadrados al mundo del chocolate, se ubican en la histórica fábrica de chocolates y galletas Victoria, que estuvo en funcionamiento de 1896 a 1970. “Se trata de uno de los mayores espacios dedicados en Europa al chocolate”, afirman los responsables del museo, el más grande de Bélgica centrado en el tema.
La Ciudad del Chocolate abrió sus puertas hace un año, tiempo en el que ha recibido 25.000 visitantes, informó la organización.
Cada belga come una media de diez kilos de chocolate al año, lo que los convierte en los segundos consumidores del mundo, sólo superados por los suizos.
En Bélgica trabajan actualmente alrededor de 450 maestros chocolateros y el país es sede de firmas reconocidas en todo el mundo como Neuhaus o Godiva, por lo que los responsables del museo definen al chocolate como “patrimonio nacional”, al que quieren servir de escaparate.
Desde la Ciudad del Chocolate recuerdan a los visitantes que “está prohibido” comerse las esculturas, a degustar únicamente con los ojos.