POR LAURA CAMINERO
Con mucho dolor y consternación hemos sido testigos de muchas muertes en los últimos días. Los motivos varían en cada caso pero, aún así, mueven a preocupación. Es muy triste y penoso ver como por cualquier asunto simple y sin importancia somos capaces de ocupar el lugar de Dios y determinar con nuestras acciones hasta cuando debe vivir alguien y hasta llegar a enfrentarnos a “disparos limpios” a causa de un piropo, un roce o una tonta discusión.

En el caso de las agresiones y las tragedias familiares, esas están a la orden del día. La falta de respeto, de tolerancia, de comprensión y la poca capacidad de entender que cuando dos personas definitivamente no se llevan bien deben separarse, ha dejado víctimas fatales y como siempre las mujeres cargamos con el mayor porcentaje por ser más “débiles” que los “valientes” y abusadores caballeros responsables de apagar esas vidas inocentes.

El abuso en nuestra sociedad ha alcanzado niveles exorbitantes. Los valores, la moral y la familia cada día se desmoronan con mayor rapidez. Vivimos nuestros afanes y no nos detenemos a darle importancia a lo que realmente la tiene: LA FAMILIA, núcleo central, eje de nuestras vidas y punto de partida para poder contrarrestar esa descomposición que existe desde el hogar y que en muchas ocasiones desencadenan estos hechos trágicos y lamentables.

Finalmente, el tema espinoso “EL PORTE DE ARMAS”. Ya ni sabemos que es mejor si tenerlas o no. Lo que si es seguro es que NO todas ni todos tenemos la capacidad, ni mucho menos la conciencia, para manejar este instrumento que, si bien es cierto que en un momento puede defendernos, no menos cierto es que puede ser el detonante de una tragedia.

Este es un llamado urgente a rescatar los valores y la familia y a estar mas pendientes de nuestros hijos!!