Belleza  salud
TABACO:
Villano de la salud, enemigo de la piel

<STRONG>Belleza  salud<BR>TABACO:</STRONG> Villano de la salud, enemigo de la piel

Master en Medicina Estética
Universitat de les Illes Balears
Palma de Mallorca, España

Si fumas y tienes una piel bonita y tersa, dientes blancos, encías saludables y tus dedos y uñas aún no están amarillentos, no te engañes, es solo cuestión de tiempo y de la cantidad que fumas para que comiences a notar los efectos negativos del cigarro.

Además de afectar la salud, cada “copazo” envejece la piel, acentúa arrugas, mancha los dientes y provoca un desagradable aliento. De poco sirven los intentos de disminuir el daño (sin dejar de fumar), pues ni las marcas con bajo contenido de nicotina impiden que las 4,720 sustancias presentes en el cigarro sean absorbidas por el organismo, provocando innumerables daños a lo largo del tiempo. Muchas veces no somos conscientes de que por muchas cremas costosas que usemos, los daños del tabaco junto a otros factores como el sol, las dietas inadecuadas o la contaminación, nos pasan factura.

El fumar está íntimamente relacionado con patologías graves, como el cáncer y las enfrmedades cardiovasculares y respiratorias; es la mayor causa de muerte a nivel mundial. También la piel sufre las consecuencias del tabaquismo, no sólo con enfermedades graves, sino también con aquéllas que afectan a su estética.

A propósito de celebrarse el próximo 31 de mayo el Día Mundial sin Fumar, aprende de los efectos nocivos que cada bocanada tiene sobre tu piel.

Si eres fumador, las cenizas quedan en tu piel

La piel está expuesta a los efectos del humo del tabaco directamente, por contacto con el humo ambiental, e indirectamente, por la llegada a través de la sangre de las sustancias tóxicas procedentes del humo inhalado. En los últimos años ha cobrado un interés especial el efecto que puede tener el consumo del tabaco sobre un proceso fisiológico como es el envejecimiento cutáneo, manifestado por la aparición de arrugas de forma precoz.

Desde entonces se han publicado diversos trabajos en los cuales se ha demostrado la asociación entre el hábito de fumar y la presencia de cambios macroscópicos en la piel del rostro. Estas alteraciones, denominadas también «rostro del fumador», han sido agrupadas en cuatro tipos:

Arrugas finas en los labios superiores y las comisuras palpebrales externas (patas de gallina), líneas profundas y superficiales en las mejillas y mandíbulas.

Adelgazamiento de la cara con prominencia anormal de los relieves óseos, especialmente de los pómulos.

Aspecto rugoso de la piel con coloración ligeramente grisácea.

Piel de apariencia pletórica de color rosado o anaranjado, pero no cianótica.

Aunque los cigarrillos lesionan la piel del cuerpo entero, el envejecimiento prematuro resulta más evidente en la cara, ya que es la más expuesta a los rayos ultravioletas del sol. Además, las arrugas de los fumadores son distintas, más estrechas, profundas y con contornos bien marcados.

El mecanismo patogénico por el que el tabaco produciría un aumento de las arrugas faciales parece ser una alteración de las fibras elásticas de la piel. El humo del cigarrillo da lugar a un aumento de la actividad neutrófila de la elastasa, dando lugar a una elastina anormal. La nicotina reduce la cantidad de colágeno producido, habiendo una tendencia precoz a la flacidez de la piel. Y es que hasta el gesto que los fumadores hacen para fumar favorece la aparición de arrugas alrededor de los labios. La combinación de un músculo fuerte con un tejido, propicia el surgimiento de esas líneas de expresión que aparecen con la contracción de los labios en cada fumada.

El tabaco produce también una disminución de la vitamina A de la piel, eliminando el factor protector de la misma sobre los radicales libres. Otros efectos producidos por el tabaco, como su acción sobre la microcirculación y oxigenación tisular, sobre los procesos de cicatrización, los fenómenos de oxidación, las concentraciones séricas de retinol, la disminución de la inmunidad, la modificación de la respuesta inflamatoria y la disminución de la hidratación, pueden explicar su influencia en este órgano.

Los efectos nocivos del tabaco no sólo afectan a la dermis. El cuero cabelludo pierde luminosidad y se vuelve quebradizo, incrementa su porosidad y adquiere un olor muy característico de los cigarrillos. Además, las uñas se debilitan, están más frágiles y pierden brillo, adquiriendo una coloración pardusca.

Todos estos cambios con relación al consumo del tabaco aparecen típicamente después de los 35 años y tienen una relación directa con el número de paquetes fumados.

Si no apagas el cigarro, apagas tu sonrisa

En el fumador es característico en cambio en la coloración de los dientes y la halitosis (mal aliento). Muchos estudios han demostrado que los fumadores sufren de caries dental, placas bacterianas y candidiasis oral con más frecuencia que los no fumadores. También pueden producirse múltiples micronódulos blanquecinos, localizados difusamente por el paladar, como consecuencia del efecto irritativo del humo sobre los tejidos (estomatitis del fumador).  Adicionalmente, los labios cobran una apariencia pardusca a menudo irreversible.

Efectos reversibles

La buena noticia es que, a diferencia de las radiaciones solares, los daños del tabaco son, generalmente, reversibles y la piel es el primer órgano que muestra los efectos positivos a las pocas horas de dejar de fumar, volviéndose más tersa e hidratada, aunque no todos los casos responden de la misma manera. Así que, dejar de fumar no sólo ayuda a respirar mejor y vivir más años con mejor calidad de vida, también quita años de encima.

Razones de peso para abandonar el hábito

Con este cuadro de horrores, ya tienes nuevas razones para dejar de fumar. De hecho, en Estados Unidos comprobaron que muchas mujeres habían dejado de fumar más por miedo a las arrugas que al cáncer de pulmón. Desde el momento en que dejas de fumar, los efectos del tabaco son progresivamente reversibles. El propio organismo trata de regenerar las células dañadas y esto se puede complementar con otros tratamientos efectivos. Conviene aumentar la ingesta de vitaminas [A, C, E] y oligoelementos [hierro, yodo, manganeso…], para favorecer la síntesis de colágeno. También contrarresta sus efectos por medio de tratamientos más profundos, como el resurfacing con láser fraccionado, entre otras medidas.

 La nicotina reduce la cantidad de colágeno producido, habiendo una tendencia precoz a la flacidez de la piel

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