Belleza tropical

Belleza tropical

ÁNGELA PEÑA
Pinturas Tropical realizó este año una labor de rescate que ha hecho historia y despertado reacciones de admiración y reconocimiento por la original manera en que ha pintado el país en el Directorio y la Agenda que puso a circular para el 2005. Porque además de ofrecer dos valiosos y necesarios instrumentos de trabajo, promueve y rescata pedazos del acontecer en el reflejo de las piezas y monumentos plasmados con los colores del trópico, rindiendo tributo, al mismo tiempo, a la originalidad y la calidad de reputados maestros dominicanos del arte.

Encontrarse con la leal mecedora donde don Juan Isidro Jimenes Grullón relajaba su cuerpo mientras su mente inquieta viajaba por el tiempo, o con la centenaria silla en la que Aída Cartagena comprobaba ser la mujer que hacía falta en su morada de sueños e ideales, impresiona tanto como reconfortan los trazos geniales de José Cestero por la Capilla del Rosario o los del maestro Jorge Severino por su preciosa casa rosada, blanca, vino, con su espaciosa galería, sus amplias puertas moldeadas, las soberbias columnas dóricas.

Desde la exquisita portada, estos dos volúmenes que más que instrumentos para anotaciones cotidianas son apreciados documentos de colección, cautivan por la presentación. Al hojearlo, un sentimiento de respeto impide escribir en sus páginas, temiendo ofender las referencias históricas o alterar el blanco colonial de la nave y la sacristía de la capilla Nuestra Señora del Rosario, de los espléndidos portales y ventanas de la Casa de Tostado original, restaurada, y revivida en intensas paredes azules y ventanales ladrillo por el intranquilo espíritu creador de Carmen de Pool, o la estructura amarilla del Faro de la Puntilla que se muestra también en sus dos caras: la primigenia y la que creó la imaginación del fecundo Alberto Ulloa.

El maestro Bernardo Then dio vida a un bidón de leche salvado del olvido, llenando su exterior de animados matices y elementos tropicales, mientras el extraordinario don Guillo Pérez imprimió otros colores al legendario Palacio de Borgellá, inconfundible pese a las variaciones que le estampó su ingenioso pincel.

Serena en su variedad de verdes combinados con blanco sobresale la regia Glorieta del Parque de Puerto Plata, con sus arcos moriscos, en tanto José Cestero pone a pasear la vista por acogedores tramos del Conde, de cuyo entorno figuran el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y la Escuela Nacional de Bellas Artes, en caramelo suave, caoba, maíz, cremas o verde claro. 

Es revelador, por otro lado, el palpitante ir y venir del viejo reloj de la eximia escritora Hilma Contreras, que Ilonka Nacidit, biógrafa autorizada de la intelectual laureada, cuenta para explicar la presencia de ese péndulo viviente, aún marcando el tiempo, rescatado y exhibido gracias a  Pinturas Tropical.

Carlos Lorenzo Cuello, Verónica Sención, Jorge Marte, Mirla Estévez, Jacqueline Pichardo, Monalisa Sención, Juan Alberto Hernández, Jorge Marte, César Iván Feris Iglesias, María Luz Gómez, Nora Pérez Ornes, Nelly Ciprián, son los ideólogos y artífices de este proyecto impreso en editora Corripio, titulado Pintura Tropical Pinta su País.      

Cada cuadro, artista, casa, objeto, tiene extensas líneas descriptivas, biográficas, intensificando el sentimiento de que es obligatorio guardar estas dos joyas que pintan la República según el color de los que forjaron los representativos elementos y lugares escogidos para dar a conocer, como muestra, porciones luminosas de lo que es la inmensa, sugestiva, radiante, suntuosa, conmovedora, emotiva tonalidad tropical.

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