Belleza y fragilidad inspiran Palais de Tokyo

Belleza y fragilidad inspiran Palais de Tokyo

La extrema belleza y fragilidad del presente centran la nueva temporada artística del Palais de Tokyo de París, donde ayer se inauguraron cinco grandes monográficas reunidas en el título “Le Bel Aujourd’hui” (Lo bello hoy). Los cinco artistas elegidos -dos de ellos franceses, un danés y dos asiáticos- comparten reflexión de fondo y desarrollan desde ángulos muy diferentes un mismo tema vital, inspirados en un poema de Stéphane Mallarme. “Lo virgen, lo vivaz, lo bello hoy, será derribado de un golpe de ala ebrio”, recita de memoria en una entrevista con Efe Jean de Loisy, presidente de esta institución que dedica 22 000 metros cuadrados al arte contemporáneo y que encontró el título de su nueva temporada en un fragmento de ese poema, escrito en 1899. Para resumirlo, dio la batuta a los franceses Céleste Boursier-Mougenot (1961), representante de Francia en estos momentos en la Bienal de Venecia, y Patrick Neu (1963), artista sorprendente de rigor minucioso que vive al margen del mercado. Juntos ocupan la primera planta de este no-museo, el primero con la espectacular instalación “Acquaalta” que permite recorrer el palacio de Tokio en barca navegando sobre 440 toneladas de agua. Neu, “el más grande artista de hoy”, subraya De Loisy, realiza desde hace treinta años un trabajo muy discreto y muy poco expuesto. Utiliza el humo, el aire, las alas de abejas -con las que confeccionó una increíble camisa de fuerza-, la tierra, la vida de una flor o el vidrio, con el que invirtió quince años para crear una armadura de samurái transparente y etérea. Al igual que Céleste con su travesía y con la proyección de las imágenes fantasmales que la acompañan, Neu también busca captar “la traza fugitiva de la pequeña importancia de nuestras vidas, esa pequeña chispa de luz, como una cerilla recién encendida, que es la razón por la que vivimos”. Completan el elenco el danés Jesper Just (1974), con una instalación audiovisual, “Servitudes”, en la que habla del control del cuerpo y de su ausencia, la minusvalía; el tailandés Korakrit Arunanondchai (1986) y el chino Tianzhuo Chen (1985), ambos testigos de un mundo cuya cultura se metamorfoseó en los últimos veinte años. EFE.

 

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