Su musa se despierta con solamente pensar en la naturaleza y refrescar esos paisajes particulares del campo, con las matas de plátano, los árboles y los caminos. De ahí parte su propuesta “Luz tropical”, como homenaje y la mejor forma de perpetuar los bellos paisajes rurales que tanto le han fascinado.

“Luz tropical porque primero soy un enamorado de la naturaleza, y toda mi obra ha girado mucho de cara al paisaje, a la naturaleza, a la figura. En esta exposición el tema central es la vegetación tropical, resaltando mucho la belleza de la vegetación, las plantas y la luz, las hojas, los árboles y los rincones de cañadas, de bosques, buscando un poquito de la ingenuidad”.

Su estilo evidentemente realista, busca incansablemente el efecto de luz y de sombra. Así se circunscriben las 31 obras que conforman la exposición “Luz Tropical”, que presentará el 17 de diciembre en el Museo de las Casas Reales, a las 8 de la noche.

“Siempre he pintado mucho pero por encargo, retratos entre otros temas. Mi pintura es lenta, trabajada, muy elaborada. He pintado lo que a mi me gusta, sin seguir tendencias. Pinto lo que soy, lo que pienso, lo que me hace vibrar”, expresó Llort.

Aunque Julio Llort nació en Barcelona, España, donde realizó una especialidad como restaurador, y luego en artes aplicadas, reside en el país desde hace 36 años, de los cuales 35 lleva casado con una dominicana, razón por la que asegura nunca se ha sentido un forastero.

“Llegué a la República Dominicana por casualidad. Mis padres vivían en Puerto Rico y vine mientras esperaba la residencia y sencillamente me quedé. Cuando al año la recibí ya tenía un montón de amigos y clientes, mi estudio y ya estaba nombrado en Bellas Artes como restaurador oficial”.

Su amor a la naturaleza y a la vida en el campo le llevó a adquirió una finca en Jarabacoa. Allí se ha entregado por completo al arte. “Tengo mi estudio y taller, mis animales, mis caballos, las vaquitas. Para mi eso es un premio a mi vida”.