Bemoles de la lucha antidrogas

Bemoles de la lucha antidrogas

La lucha contra las drogas tiene que diferenciar a víctimas y victimarios y tratar a cada uno con distinto rasero. A partir de este enunciado, tenemos que convenir que nuestra política contra narcóticos viola importantes principios porque el adicto, que es la víctima en este negocio, recibe un tratamiento inadecuado, es perseguido por el uso de sus derechos y no hay para él un tratamiento que conduzca a su regeneración. Casa Abierta, con amplia experiencia en la rehabilitación de adictos, cree que esta parte de la política antidrogas tiene que ser modificada y actualizada.

Otro signo de anacronismo que advierte Casa Abierta es que la lucha contra el lavado de activos se presta a corrupción y a enriquecimiento de unos pocos. Esta agencia, que ha vivido durante décadas inmersa en la lucha contra los efectos de las drogas, tiene una visión inteligente sobre las distorsiones que se producen en este tipo de lucha. El Gobierno no tiene política definida en cuanto al tratamiento de los adictos y acostumbra a asociarlos con quienes han sido sus victimarios.

La lucha contra las drogas será efectiva en la medida en que actualicemos los instrumentos jurídicos que le dan soporte, para que el adicto sea tratado como un enfermo, víctima de un negocio que maneja más dinero que el presupuesto de cualquier nación. Son atendibles las quejas de Casa Abierta.

Qué ofrecemos y qué damos

El turismo tiene dos tipos de campañas de promoción. Una es la que llevan a cabo los proveedores de servicios turísticos y los gobiernos, y otra es la que se desarrolla por la impresión que se lleven a sus países nuestros visitantes. ¿Qué podría decir de nosotros en su país el ciudadano checo Zdenek Janak que vino de retirada a nuestra tierra y aquí le asesinaron a su esposa y le negaban el cadáver? Le vendimos un paraíso de playa y sol y se lleva una impresión infernal.

La mejor o peor promoción turística no se hace en spots de televisión y vistosas fotografías de nuestros atractivos. Las vivencias que se llevan los extranjeros cuentan muchísimo también. Debemos cuidarnos de que si prometemos un paraíso, al menos seamos capaces de garantizar seguridad, y cuando no, por lo menos seamos solidarios con el extranjero en dificultad. Mejoremos esa parte de nuestra propaganda.

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