VIENA, (EFE).- En su primer día de visita a Austria, el Papa expresó ayer su pesar, arrepentimiento y amistad al pueblo judío al honrar a las víctimas del Holocausto y afirmó que Europa no puede y no debe dejar sus raíces cristianas.
Benedicto XVI también arremetió contra el aborto y manifestó que no es un derecho humano sino todo lo contrario- es una herida profunda para la sociedad, dijo.
Esos tres puntos fueron los más destacados de las manifestaciones y discursos que pronunció en Viena, que le recibió bajo una intensa lluvia. El agua, que desde hace día cae con fuerza en numerosas parte del país causando inundaciones, no impidió que miles de fieles le acogieran en la plaza Am Hof, donde se levanta la famosa columna a la Virgen conocida como Mariensaule y después en la Juden Platz, donde se encuentra el monumento al Holocausto. Camino de Viena, el Papa había dicho en el avión a periodistas que le acompañan su pesar por la persecución del pueblo judío y su amistad hacia ellos, a los que se refirió como nuestros hermanos.