Benedicto XVI dice que Dios le pidió su renuncia

Benedicto XVI dice que Dios le pidió su renuncia

Ciudad del Vaticano. AFP. La renuncia de Benedicto XVI se la inspiró Dios y el «carisma» de Francisco conforta cada vez más en esa convicción al papa emérito, según confidencias hechas a un amigo cercano, divulgadas por la web católica Zenit.

«Dios me lo dijo», respondió Benedicto XVI a una persona de confianza que lo visitó recientemente en el antiguo monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde reside.

No se trata de una aparición o de un fenómeno similar, sino de una «experiencia mística», precisó el papa alemán a su interlocutor, para evitar cualquier especulación de tipo milagrosa. Benedicto XVI agregó que cuanto más constataba el gran «carisma» de su sucesor, más comprendía que su decisión había sido «voluntad de Dios».

Se trata de la primera vez, si bien en forma indirecta, que se conocen las razones profundas de la renuncia del pontífice alemán, presentada en latín el 11 de febrero a un grupo de cardenales, hecho inédito en la historia reciente de la Iglesia.

Para Zenit, con su gesto, Benedicto XVI «no quería huir del mundo, sino refugiarse en Dios y vivir de su amor».

El primer papa emérito de la Iglesia católica contó también que esa «experiencia mística» prosiguió durante los meses sucesivos a su renuncia, lo que hizo crecer en su corazón «un deseo absoluto de permanecer a solas» con Dios, «recogido en la oración».

El papa emérito, de 86 años, quien visitó el domingo pasado la residencia de verano de los papas en Castel Gandolfo, a las afueras de Roma, donde permaneció unas tres horas, parece estar más contento y en mejor forma física con respecto al inicio del año, poco antes de renunciar, cuando adujo problemas de edad y cansancio.

Joseph Ratzinger, quien se retiró para vivir en un monasterio ubicado en los jardines del Vaticano, recibe ocasionalmente a amigos y cuenta para su servicio con cuatro laicos consagrados.

Respetando su promesa, no interfiere en los asuntos internos de la Santa Sede, si bien reside a pocos metros de la Casa Santa Marta, donde vive su sucesor. Según fuentes internas, Francisco lo consulta con regularidad, ya que lo considera como «un abuelo sabio», según contó el mismo pontífice latinoamericano.

«Es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio. En una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado y es escuchado.

El es un hombre de una gran prudencia, no se mete», aseguró Francisco a los periodistas que lo acompañaban a finales de julio en el vuelo de regreso a Roma procedente de Río de Janiero.

Zenit recalca que Benedicto XVI «no comenta y no desvela secretos, no concede declaraciones que podrían pesar como las palabras dichas por el otro papa, sino que mantiene la discreción que siempre lo caracterizó».

Se limita a «observar satisfecho las maravillas que el Espíritu Santo está haciendo con su sucesor, o bien habla sobre sí mismo», sostiene la agencia de noticias católica.

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