Benedicto XVI inaugura con humildad y alegría una nueva era de la Iglesia

 Benedicto XVI inaugura con humildad y alegría una nueva era de la Iglesia

Por Kelly Velásquez y Beatriz Lecumberret
CIUDAD DEL VATICANO, Abr 24 (AFP) – El pontificado de Benedicto XVI comenzó el domingo con una multitudinaria y festiva misa al aire libre en la plaza de San Pedro en la que el Papa pidió la ayuda de los católicos y fue objeto del cariño de los fieles en un primer paseo en ‘papamóvil’.

   Entre los aplausos de las 350.000 personas congregadas en el Vaticano, Benedicto XVI, de 78 años, recibió dos importantes símbolos de su ministerio pontificio: el palio, una estola blanca bordada con cruces rojas, y su propio anillo de Pescador, que representa a San Pedro echando las redes.

   «Mi verdadero programa de gobierno no es hacer mi voluntad, no es seguir mis propias ideas, sino ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y la voluntad del Señor», declaró Joseph Ratzinger, cardenal alemán elegido Papa el martes después de un cónclave de 24 horas.

   Contrariamente a la imagen severa y fría que ofreció cuando era cardenal, Benedicto XVI se mostró humilde, cariñoso, sonriente y emocionado ante las ovaciones de la multitud.

   «Queridos amigos, en este momento sólo puedo decir: rogad por mí, para que aprenda a amar cada vez más al Señor, rogad por mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, rogad por mí, para que no huya de miedo ante los lobos», pidió el 265º Pontífice de la Historia.

   Pese a la enorme afluencia de fieles, esta misa no batió el récord registrado durante el funeral de Juan Pablo II, el 8 de abril, cuando alrededor de un millón de personas acudió al Vaticano.

   En la homilía, interrumpida más de 30 veces por aplausos, el nuevo Papa también pidió por la unidad de la Iglesia. «Hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad (…) Seamos un sólo pastor y una sola grey», subrayó.

   Siguiendo el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI elogió a la juventud, savia nueva de la comunidad católica. «La Iglesia está viva porque Cristo está vivo (…) Y la Iglesia es joven. Ella lleva en sí misma el futuro del mundo», aseguró.

   Durante la ceremonia, fueron muchas las palabras de cariño y admiración de Benedicto XVI hacia su predecesor, Juan Pablo II, fallecido el pasado 2 de abril a los 84 años, tras una larga agonía.

   El nuevo Papa, que vestía la casulla dorada y la cruz del difunto Papa, retomó el discurso pronunciado por éste en 1978, en su misa de entronización: «Todavía, y continuamente, resuenan en mis oídos sus palabras de entonces: ¡No temáis! ¡No tengáis miedo de Cristo!. El no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno», aseguró.

   Antes de la misa, que duró casi tres horas, Benedicto XVI siguió el rito estipulado en el Concilio Vaticano II y rezó ante la tumba de San Pedro, primer Papa de la Iglesia, ubicada dentro de las grutas vaticanas.

   Los momentos más emocionantes de la ceremonia fueron la imposición del palio, por parte del cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, y el Anillo del Pescador, por parte del nuevo decano del Colegio cardenalicio, el italiano Angelo Sodano.

   La estola tiene bordadas cinco cruces rojas, símbolo de las cinco llagas de Jesucristo en la cruz, y está tejida en lana de cordero. El Anillo del Pescador es diferente al que usaba Juan Pablo II y Benedicto XVI lo llevará hasta su muerte, cuando el cardenal Camarlengo se lo retire y lo machaque simbolizando el final del papado.

   El ritual de la coronación concluyó con el llamado «rito de la obediencia» por el que 12 representantes de la Iglesia, número idéntico al de los apóstoles, entre ellos cardenales, obispos, diáconos, una religiosa, un matrimonio y dos jóvenes, se arrodillaron ante el nuevo Papa.

   La misa fue concelebrada por 150 cardenales, las lecturas se hicieron en inglés y español y la comunión la dieron 320 sacerdotes. Dos jóvenes peruanos, María Ospino y Elías Nolasco, entregaron ofrendas.

   En total, unas 140 delegaciones gubernamentales, 37 jefes de Estado y de gobierno y representantes de todas las religiones asistieron a la ceremonia.

   Entre ellas destacaban los representantes de Alemania, comenzando por el presidente, Horst Koehler, el canciller Gerhard Schroeder y el gobernador de Baviera, Edmund Stoiber.

   Además, asistió emocionado el hermano del Papa, Georg Ratzinger, de 81 años.

   Al lado derecho del altar se encontraban los reyes de España, Juan Carlos, con uniforme de gala y Sofía, vestida con traje y mantilla blancos, una prerrogativa de los reyes católicos.

   Los presidentes colombiano Alvaro Uribe, argentino, Néstor Kirchner, paraguayo, Nicanor Duarte, y salvadoreño, Elías Antonio Saca, además de Jeb Bush, gobernador de Florida y hermano del presidente estadounidense, George W. Bush también estaban presentes.

   Todos ellos fueron recibidos posteriormente por el Papa en el interior de la basílica.

   Entre el público había banderas colombianas, argentinas, estadounidenses, españolas o polacas, pero la que más destacaba era la alemana.

   Más de 100.000 fieles de la patria chica del nuevo Papa asistieron a la ceremonia.

   Para garantizar la seguridad, las autoridades romanas movilizaron 7.000 agentes de las fuerzas de seguridad y 2.000 voluntarios.

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