Benedicto XVI llega Alemania

Benedicto XVI llega Alemania

Munich (Alemania),(EFE).- Emocionado y muy contento «por volver a casa», Benedicto XVI llegó ayer a Munich, primera etapa de su sentimental viaje de seis días por su Baviera natal, donde nada más llegar pidió a los alemanes que se mantengan fieles al cristianismo y tendió los brazos a las iglesias luteranas.

Benedicto XVI también dijo a sus compatriotas que aunque le hubiera gustado volver a su tierra, Dios, al que llamó «el Patrón», «ha decidido de otra manera», y lo le ha mantenido en Roma como sucesor de San Pedro.

«Deseo que todos mis compatriotas de Baviera y de toda Alemania sean vehículos de transmisión de los valores fundamentales de la fe cristiana a los jóvenes del mañana», dijo el papa Ratzinger en su discurso de bienvenida ante el presidente federal, el protestante Horst Kohler, y la canciller, también luterana, Angela Merkel.

El obispo de Roma, de 79 años, subrayó la adhesión a lo largo de la historia de la sociedad alemana a los valores del cristianismo.

Dijo que «aunque el contexto social actual es diferente al pasado», sigue pensando que «nos une (en referencia a las diferentes iglesias cristianas) la esperanza de que las nuevas generaciones sean fieles al patrimonio espiritual que a través de todas las crisis de la historia ha resistido».

El presidente Kohler, que se deshizo en alabanzas a Benedicto XVI, resaltó que el papa llegaba por segunda vez al país donde nació la reforma luterana, pero que en Alemania «es fuerte» el deseo de avanzar en el ecumenismo.

   «Sé que no se puede poner fin de un plumazo a casi 500 años de desarrollo teológico y prácticas religiosas diferentes, pero como protestante tengo la esperanza de que esta evolución ecuménica prosiga, en el muto respeto y en el reconocimiento de las esenciales afinidades. Son más los elementos de unión que de separación», manifestó Kohler.

   El mandatario resaltó los llamamientos del paz en favor de la paz y dijo que interpreta la primera encíclica de Benedicto XVI, «Dios es amor», como un llamamiento urgente a todas las religiones a la reflexión y constatación.

   En ese contexto agregó que «si religión y fe son instrumentalizadas con fines terrenales es un equivocación y si se usan para justificar la guerra, terror o asesinatos planificados es un error total».

   Tras las bienvenida y en medio del calor de unos 70.000 bávaros, el Papa se dirigió al centro de Munich, a la «Marienplatz», donde se levanta la «Mariensaule», la columna de María, erigida en 1638 por Maximiliano I en agradecimiento por el final de la ocupación sueca de la ciudad durante la Guerra de los 30 Años.

   Al igual que hizo en 1982, cuando el por entonces cardenal Ratzinger abandonó la ciudad al ser llamado al Vaticano por Juan Pablo II para hacerse cargo del antiguo Santo Oficio, Benedicto XVI volvió hoy a poner en manos de la Virgen a Baviera y toda Alemania.

   Ante los bávaros que le aclamaron con cánticos, palmas y ondear de banderas, Benedicto XVI recordó la historia de su antecesor en la diócesis de Munich San Corbiniano y la leyenda del oso que mató al caballo con el que se dirigía a Roma y el santo obligó al oso a llevarle a la Ciudad Eterna. Al llegar a Roma le dejó libre.

   Benedicto XVI partiendo de esa historia, aseguró que al igual que el oso, al que tiene en su escudo papal, él se ha convertido en una «dócil bestia de carga» que trabaja día a día para Dios.

   «El oso fue dejado libre a su llegada a Roma, pero en mi caso ‘el Patrón’ ha decidido de otra manera», afirmo el Papa en referencia a que él, que cuando cumplió 75 años presentó la dimisión para volver a su Baviera natal pero Juan Pablo II le retuvo en el Vaticano, del que ya no salió, al ser elegido Pontífice el 19 de abril del pasado años, en el primer cónclave del tercer milenio.

   Tras su primer baño de multitudes en la Marienplatz, el Papa se reunió en el palacio real con el presidente Kohler, la canciller Merkel y el ministro presidente de Baviera, Edmund Stoiber.

   Esas visitas de cortesía pusieron fin a la primera jornada de su segundo viaje a Alemania, marcado por el recuerdo.

   El papa recorrerá los lugares donde pasó su infancia y juventud, el pueblo donde nació (Marktl am Inn) y la ciudad de Ratisbona, en cuya universidad enseñó Dogmática.

   Mañana oficiará una misa en las afueras de Munich y visitará la catedral de la ciudad de la que fue arzobispo desde 1977 hasta 1981.

   El viaje incluye una jornada con su hermano mayor, Georg, de 82 años, que vive en Ratisbona y una visita al cementerio donde reposan los restos de sus padre y hermana.

   Benedicto XVI espera que esta visita despierte «una renovada primavera de fe» en el pueblo alemán, donde los católicos son el 31,6 por ciento de la población, y sirva para reforzar la confianza en la comunidad eclesial.

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