Benedicto XVI: «llevo en mi corazón justas aspiraciones de todos los cubanos»

Benedicto XVI: «llevo en mi corazón justas aspiraciones de todos los cubanos»

AFP. El Papa Benedicto XVI declaró este lunes a su llegada al aeropuerto de Santiago de Cuba, primera etapa de su histórica visita a la isla, que lleva en su corazón «las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos» y que viene como «peregrino de la caridad».  

«Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados», dijo.

«Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas», añadió el Papa ante del presidente Raúl Castro en la ceremonia de bienvenida en Santiago de Cuba (sureste) para una visita que se prolongará hasta el miércoles.

Benedicto XVI destacó que la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, y cuyo santuario visitará, «ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza».  

Dijo que le pedirá a la Virgen «su intercesión para que guíe los destinos de esta amada nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación».

«Las profundas raíces cristianas conforman la identidad más honda del alma cubana», remarcó al responder el saludo que le brindó el presidente Castro, quien le manifestó que «Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su presencia».

El Papa destacó que se hacía realidad «el momento tan deseado de visitarles, y que gracias a la bondad divina he podido realizar», al tiempo que recordó «la histórica visita» de su predecesor Juan Pablo II en 1998, «que ha dejado una huella imborrable en el alma de los cubanos».

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