Roma. EFE. Benedicto XVI denunció ayer los males que afectan a las ciudades y cómo son contados y amplificados por los medios de comunicación, de los que, dijo, nos acostumbran a las cosas más horribles, nos hacen más insensibles y nos intoxican porque lo negativo nunca se elimina».
El Papa agregó que los medios tienden a que el ciudadano se sienta siempre como un espectador, como si el mal sólo concerniera a los demás y ciertas cosas jamás nos pudieran suceder a nosotros».
El Pontífice, de 82 años, así lo manifestó ante el monumento a la Inmaculada Concepción que se alza en la plaza de España de Roma. «¡Cuanto necesitamos esta bella noticia!. Cada día en los diarios, la televisión y la radio el mal es contado, repetido y amplificado, acostumbrándonos a las cosas más horribles, haciéndonos más insensibles y de, alguna manera, intoxicándonos, porque lo negativo no es totalmente eliminado y día a día se va acumulando. El corazón se endurece y los pensamientos se ensombrecen, dijo el Papa.
El Obispo de Roma agregó que las ciudades necesitan a María, que recuerda la victoria de la Gracia sobre el pecado. Indicó que en las ciudades viven o sobreviven personas invisibles, que de vez en cuando saltan a las primeras páginas de los diarios y de las televisiones y que son explotadas al máximo, mientras la noticia y la imagen atraigan la atención». Benedicto XVI advirtió que la ciudad somos todos y que cada uno contribuye a su vida, a su clima moral, en el bien o en el mal y subrayó que ninguno de nosotros tiene derecho a juzgar a los otros.
Los medios de comunicación tienden a hacernos sentir cada vez más como espectadores, como si el mal afectase solamente a los otros y ciertas cosas jamás nos pudiesen ocurrir a nosotros, denunció.