Benedicto XVI preocupado por los «difíciles momentos» que atraviesa Europa

Benedicto XVI preocupado por los «difíciles momentos» que atraviesa Europa

Roma, (EFE).- El papa Benedicto XVI imploró hoy la ayuda de la Virgen María para superar los «difíciles momentos» que vive Europa y otras partes del mundo debido a la crisis que padecen y para que les haga ver «que hay luz más allá de la capa de niebla que parece envolver la realidad».

En una alocución ante el monumento a la Inmaculada Concepción que se alza en plaza de España de Roma, el pontífice denunció asimismo las persecuciones que sufre la Iglesia en el mundo, pero advirtió de que la única insidia que debe temer la Iglesia es el pecado «de sus propios miembros».

El papa acudió ante el monumento, siguiendo la tradición, un año más para rendir homenaje a la Virgen en la festividad del 8 de diciembre, conmemoración del dogma de 1854 por el que el beato papa Pío IX proclamó la concepción inmaculada de María. «Que la Virgen nos acompañe en el camino de fe y nos dé apoyos y esperanza.

Lo necesitamos, sobre todo en estos momentos tan difíciles para Italia, Europa y otras partes del mundo. Que María nos ayude a ver que hay una luz más allá de la capa de niebla que parece envolver la realidad», dijo el papa ante varias decenas de miles de personas que aguardaron su llegada.

Benedicto XVI colocó un gran cesto de rosas ante la estatua coronada de la imagen de la Virgen y en un discurso en el que se refirió al capítulo 12 del «Apocalipsis» de San Juan, sobre la mujer y el dragón, en el que el apóstol habla de una «mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona con doce estrellas», afirmó que esa imagen representa al mismo tiempo a la Virgen y a la Iglesia.

El Obispo de Roma afirmó que María, concebida sin pecado original está unida a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, que toda su vida terrenal fue una victoria sobre la muerte y que por ello, la Virgen es un «himno a la vida, la criatura en la que se realizó la palabra de Cristo, he venido para que tengan vida y en abundancia'».

En la visión del Apocalipsis, la mujer aparece coronada con doce estrellas y el papa dijo que representan a las doce tribus de Israel, pero también a la Iglesia, «la comunidad que en todos los tiempos, en medio a las persecuciones del mundo, debe llevar a Cristo a los hombres».

 Y es por ello, agregó el Obispo de Roma, que la Iglesia encuentra la oposición de un «feroz adversario», que en la visión apocalíptica es representado por un enorme dragón rojo, «el cual, derrotado para siempre en el cielo dirige sus ataques contra la mujer -la Iglesia- en el desierto del mundo», aseguró. «En todos los tiempos y en diferentes partes del mundo la Iglesia sufre persecuciones, pero resulta vencedora.

 En la comunidad cristiana está la presencia, la garantía del amor de Dios contra todas las ideologías del odio y del egoísmo», afirmó el pontífice. El papa Ratzinger, en la misma línea que ya manifestó durante su viaje a Portugal en mayo de 2010 cuando condenó los casos de abusos sexuales de niños por parte de clérigos, afirmó hoy que la «única insidia de la que la Iglesia puede y debe tener miedo es del pecado de sus miembros».

 Benedicto XVI manifestó que mientras María está libre de toda mancha de pecado, la Iglesia «es santa, pero al mismo tiempo pecadora». El Pontífice llegó a la plaza romana en el «papa-móvil», siendo acogido por miles de personas, así como por las autoridades romanas, la embajadora de España cerca de la Santa Sede, María Jesús Figa López-Palop, y numerosos enfermos.

Tras orar, pronunciar la homilía y saludar a los presentes, el papa regresó al Vaticano, donde a mediodía durante el rezo del Angelus habló en español y expresó su preocupación por las personas que carecen de trabajo, pasan momentos de dificultad y dolor o están privados de libertad.

 La tradición papal de la ofrenda de flores se remonta a 1857, tres años después de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María. Por voluntad de Pío IX se erigió el monumento y fue él quien lo bendijo el 8 de septiembre de 1857.

Como lugar para ubicarlo se eligió la plaza de España, que toma el nombre de una de las naciones más devotas de la Virgen y que durante siglos se preocupó por obtener de un Papa la definición dogmática de este misterio mariano. También hoy, y como es tradición, se ofició en la basílica de Santa María La Mayor, muy ligada a España, una misa por España. EFE

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