EFE 
La carne de esta ave de corral oriunda de América, no solo está presente en las mesas como uno de los platos emblemáticos de las celebraciones navideñas y de Acción de Gracias, sino que además es una buena opción para consumirla durante todo el año, debido a sus cualidades nutritivas y versatilidad en la cocina.
“La carne de pavo nos aportan una mayor sensación de plenitud estomacal después de comer, al enlentecer el vaciado gástrico, y son fundamentales para nuestra estructura corporal, ya que nuestro organismo las necesita para formar y mantener los músculos”, según la nutricionista clínica Inmaculada Luengo.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), 100 gramos de carne de pavo nos aportan unas 118 kcal o kilocalorías (la kilocaloría suele utilizarse como sinónimo de caloría) así como 16,30 gramos (g) de proteínas.
“La carne de pavo, considerada noble, suele ser más seca y menos grasa que la de pollo, y además aporta una mayor variedad de nutrientes, los cuales son digeridos, absorbidos y utilizados en mayor medida por el cuerpo para sus funciones fisiológicas”, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).
El pavo posee selenio, un químico que tiene múltiples ventajas en el cuerpo. En primer lugar, actúa como antioxidante. Además, ayuda en el proceso de metabolismo de la hormona tiroides.
Además es rico en fósforo, por lo que fortalecer los huesos y los dientes.
De igual forma, el pavo contiene diversos tipos de vitamina B que ayuda a la digestión al convertir la comida en energía. Ayuda el desarrollo del cerebro durante el embarazo. También produce hemoglobina.
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