En todos los ámbitos de la cotidianidad (y de la vida), ser organizado tiene sus ventajas. En la oficina, por ejemplo, la organización permite más concentración en las labores, que se refleja en los resultados del trabajo.
Y así sucede en la casa. El principal beneficio es la salud. Y es que cuando los espacios están limpios y organizados, impera la higiene y aleja las enfermedades producidas por la suciedad y el polvo que se acumulan en medio del desorden.
Chequee otras de las ventajas…
Saber dónde está cada cosa. Mantener el orden ayuda a saber el lugar donde se encuentra todo. Si la costumbre es guardar juguetes, accesorios, calzados, ropas… en espacios específicos, a la hora de buscarlos puedes ir directamente a donde está.
La limpieza se hace más rápido. Si no hay mucho que recoger, el tiempo que se disponga para la limpieza del hogar será menos. Esto permitirá tener más tiempo libre para desarrollar actividades de recreo.
No hay temor de llevar visitas. Sabiendo que en la casa no hay desorden, puedes llevar a los amigos cualquier día. De igual modo, no habrá un “corre corre” cuando lleguen visitas inesperadas.
Enseñar con el ejemplo. Como los niños copian las acciones de los adultos, ser organizado puede convertirse en un espejo para los pequeños. Seguro imitarán el ejemplo de sus padres. De esa manera, no habrá que empeñarse en la tarea de enseñarles a organizar sus espacios. Además, los niños no verán la limpieza como una actividad tediosa, sino como algo cotidiano, una rutina más.
Espacios armoniosos. Cuando todo está despejado, la armonía y la buena vibra fluyen. Según el Feng Shui, la energía necesita espacios ordenados y despejados para fluir libremente. A mayor cantidad de objetos, mayor desorden y menor espacio disponible, más se ralentiza la energía hasta estancarse.
Valerse de herramientas. Para ayudarse con cajones, estanterías, vitrinas, colgadores, perchas, gabinetes… el mercado ofrece herramientas para ayudarse.