Los beneficios sociales, económicos y de salud que proporciona la práctica deportiva, se ponen de manifiesto con el triunfo de Luisito Pie en los pasados Juegos Olímpicos de Río, donde salvó la participación dominicana con una medalla de bronce en Taekwondo.
Observando el merecido recibimiento que se le tributó al arribar al país y los sucesivos homenajes que se le han realizado, cabe preguntar: ¿De qué otra forma pudo haber logrado tanta notoriedad?
Este humilde muchacho, de formación cristiana y demostrado fervor patriótico, constituye un ejemplo de que con disciplina y sacrificios se pueden lograr metas que están reservadas a quienes, en buena lid, luchan por ellas al margen de sus condiciones sociales y económicas.
Sabemos de las carencias de nuestros deportistas y aunque reconocemos los avances que se han logrado en los últimos tiempos, es innegable que el presupuesto del Ministerio de Deportes sigue siendo muy inferior a sus necesidades.
Si bien es cierto que los atletas de alto nivel cuentan con la mano amiga de la CRESO, entidad integrada por varias empresas privadas, que hacen una extraordinaria labor de soporte económico y profesional al olimpismo, las bases deportivas padecen precariedades. Por eso vemos con simpatía la anunciada intención del nuevo Ministro de Deportes, licenciado Danilo Díaz, de fijar su atención en la práctica deportiva escolar, fuente natural de un enorme caudal de materia prima en todo el país.
Fortaleciendo las relaciones interinstitucionales con el Ministerio de Educación que, gracias al 4 por ciento del PIB, puede destinar mayores recursos al deporte escolar, vía las tandas extendidas, se pueden obtener, a mediano y largo plazos, grandes logros deportivos.