POR JOSÉ M. RODRÍGUEZ HERRERA
BENIDORM.- En el casco antiguo de esta ciudad, hay una calle peatonal, corta y muy concurrida, con el nombre de Santo Domingo. También se conoce como la calle de los vinos y en ella se encuentra el Mesón Cantábrico, donde su propietario y mesonero, Pedro, sirve con gracia y elegancia, los más famosos «caldos» españoles. Se dejan caer por allí algunos paisanos nuestros, si señas valen, por las varias tarjetas postales del país que se exhiben en las paredes del Mesón y unas otras papeletas dominicanas que también figuran allí.

Dominicanos que se ganan la vida por estos lares, en trabajos honestos, hay un buen grupo, y ésta es sólo una muestra: Ana Capellán, capitaleña, trabaja en la céntrica y acreditada cafetería «El nuevo mundo de Jaime», casada con Félix, también dominicano, y con un hermoso niño de nombre Fernando. Sucay Benítez, peluquera graduada aquí, soltera con 22 años de los cuales lleva nueve en Benidorm. Teresa Nova, peluquera, de Los Ríos de Neyba, lleva 20 años en España y es propietaria de la peluquería Nova, en la Noria de la avenida Europa, local 25. Wendy Gómez, peluquera como su madre, Teresa, casada con Luis Romero, español. Lleva 16 años en este gran país. Diomara Benítez, peluquera, con cuatro hijas residentes, llegó a Benidorm en 1989. Yamilka Espinal, 17 años, de Río San Juan, estudia bachillerato y llegó hacen dos años. Cindy Benítez, 18 años, por aquí desde hace 8 meses, en período de adaptación y estudios.

Bienvenida Tavárez, peluquera, santiaguera y fanática de «sus» Aguilas, es la más veterana por estas tierras, 30 años, amable y generosa consejera de dominicanos. Patricia Romero, peluquera como su madre Bienvenida, hija de dominicana y español, nacida en Benidorm, casada con el peluquero dominicano Eddy Capellán, (el artista de la navaja); ambos tienen una peluquería en Valencia donde trabajan con éxito. Los recortes de Eddy se han hecho famosos por los dibujos que inventa en las cabezas dominicanas.

El «Vaquero de Benidorm» es un joven catalán cuyo nombre es Francisco Ribera, tiene 37 años y nueve haciendo el mimo-estatua, en la calle peatonal Martínez Alejos, donde pasa 4 horas diarias sin moverse, sin hablar y casi sin pestañar… y valga un reconocimiento final para los bibliotecarios, Francisco Javier Garrido, Alicia y demás eficientes compañeros de esa espléndida biblioteca que inauguró el laborioso señor Alcalde, don Vicente Pérez Devesa.