“Nuestro país es una cantera de talento a descubrir y proteger”.
Son las 8 de la mañana… Píndaro y Herminio están en su caminata diaria y, esta vez, han escogido las vías interiores del parque en el que están localizados la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio Nacional de Música… Están respirando aire fresco y sin contaminación inmediata… Mientras conversan ven cómo delante de ellos les cruzan unos jóvenes de ambos sexos con instrumentos que cuelgan de sus espaldas y hombros… Todos van alegres y algunos de ellos repitiendo tonadas como si se les acercara una nueva aventura…
“Herminio –exclama Píndaro-… ¡Qué maravilla ver esta nueva generación en actitud de descubrimiento!”… Mientras eso dice pasando justo frente a la entrada del conservatorio, Herminio tuerce su cabeza escudriñando hacia el interior del recibidor de las instalaciones al tiempo que aquellos jóvenes desaparecen… Su inquietud es tal, que agarra a Píndaro por el brazo izquierdo y lo desvía de su trayectoria para encaminarlo justo hacia la misma dirección de los que ya no divisan… Mientras suben algunos escalones, una persona de expresión afable y que viste con una boinita les sale al frente y, con increíble amabilidad se identifica y les da la bienvenida… “Soy Javielo Vargas –exclama-… ¡Michel Camilo y Berklee se sienten muy contentos de que hayan hecho esta parada y puedan vivir una experiencia inolvidable!”… Ambos se muestran más que sorprendidos y encantados de haber sido tomados en cuenta, aunque no se imaginan ni remotamente lo que van a presenciar.
Mientras los dos aventureros son encaminados por la derecha del recibidor, un pequeño escritorio para orientación, engalanado con una bandera de Berklee, sirve para que los profesores Antonio Brito y Gioel Martin den las instrucciones de lugar a quienes ingresan al local… “Algo interesante está pasando aquí” –dice Píndaro, mientras camina por el primer pasillo-… Sólo afinan su escucha y enfocan sus ojos… Al fondo del pasillo está el Aula 17, llena de inquietos instrumentistas que, cada uno por lado, parece que calientan con sus instrumentos mientras conversan entre sí… Herminio se devuelve y voltea su mirada hacia el Aula 9… Allí sólo se puede ver por un huequito a través del papel que ha sido colocado para bloquear el cristal en la puerta… Un señor parece concentrarse frente a su computadora y a un joven al cual, amablemente, le sonríe… En ese instante, la voz de Javielo le dice al oído de Herminio: “Es Tod Oliviere, el coordinador de becas de Berklee, quien tiene la responsabilidad de entrevistar a todos los aplicantes”…
En ese preciso momento Píndaro pregunta: “Y qué sucede aquí?… Javielo les mira a ambos y dice: “Michel Camilo, junto a Berklee, están identificando quién será el beneficiado con la beca de cuatro años que lleva su nombre, y doce estudiantes adicionales que serán también premiados… Esto sólo se sabrá al completarse las audiciones de aquí al lado, en el Aula 8”… Al escuchar esto, Herminio enfila su vista hasta esa puerta… Como por arte de magia, en ese instante Michel abre la puerta y les mira con una sonrisa y exclama: “Ya hace un ratito me habían informado que ambos andaban por estos predios.. Entren, para que vean esta última audición… ¡Dicho y hecho!… No se hicieron esperar… Pasan unos quince minutos y absortos y orgullosos sólo se atreven a preguntar en voz baja: “¡Y quiénes son estos otros dos que examinan, además de Michel?”… “Son Sean Skeete y Chrissy Tignore –explica Javielo-, quienes junto a Michel han evaluado los 24 preseleccionados de entre 125 aplicantes…”.
Al finalizar esta última audición, Píndaro y Herminio son invitados a esperar en un área contigua el veredicto… Junto a ellos, están los señores Cayo Claudio Espinal, Vice ministro de Cultura; la señora Jacqueline Huguet, Directora del Conservatorio, la señora Sandra Camilo, esposa de Michel, y Mike Benson, invitado especial…
Luego de unos treinta minutos de espera, todo son invitados a pasar al Gran Salón de Actos del Conservatorio y, justo al ingresar, un nutrido público de estudiantes de música –entre los 14 y 24 años-, familiares y amigos, esperan con un manojo de nervios… Desde lo alto de la tarima, Tod Oliviere, en representación de un donante anónimo a Berklee, anuncia que cuatro de las becas, por un valor de treinta y seis mil dólares para cubrir cinco semanas completas en el verano 2018, van a beneficiar a igual número de jóvenes. Además de estas, Berklee ha decidido otorgar cuatro de veinte mil dólares anuales cada una, tres de treinta mil dólares anuales cada una, y una beca completa para una carrera musical a un estudiante que se ha hecho merecedor de ella.
Los jóvenes ganadores son: John Martez (Trompetista, de San Cristóbal), María del Rosario Fernández (Violinista,de La Vega), Jacinto Lachapel (Pianista, de Santo Domingo), y Laura Montero (Flautista, de Santo Domingo), Sheldon Martínez (Baterista, de Puerto Plata), Juan García (Tuba), Rony Khoury, Pianista), Diego Méndez Peña (Guitarrista), Loren Salcedo (Vocalista), Francis Peña (Baterista), Gean Méndez (Cellista), Carlos Fabré (Bajista), todos de Santo Domingo.
Todo es aplausos y nervios que salen a flor de piel… Empiezan los sudores entre los que todavía esperan recibir la Beca Michel Camilo… Y, ha llegado el momento… Tod invita a Michel para acompañarle… “Es un gran honor anunciarles, que un joven guitarrista ha sido merecedor de recibir el honor de disfrutar de cuatro años de estudios y estadía en Berklee totalmente cubiertos… ¡El ganador es: Diego Ureña Santana!”…
Este talentoso músico de la Escuela de Música de la UNPHU ha recibido de Michel Camilo la Presidential Scholarship de Berklee!, ascendente a doscientos ochenta mil dólares en cuatro años, que sumado a las demás y traducido a pesos, representa alrededor de cincuenta y cinco millones. En este momento, Píndaro exclama: “¡Nuestro país es una cantera de talento a descubrir y proteger!”.