Berlín, una ciudad que se ha sobrepuesto al dolor

Berlín, una ciudad que se ha sobrepuesto al dolor

Berlín, Alemania.- Como si tuviera las venas abiertas para que todo el mundo sienta su dolor, Berlín muestra sus heridas sin rubor. Su pasado, lleno de cicatrices que aún le hieren, es un llamado a todo lo que la humanidad debe superar: desde el odio a la discriminación, aquello que pueda traducirse en violencia y barbarie.

Dos guerras mundiales y un holocausto han dejado en la ciudad un aire de melancolía que se siente en cuanto se comienzan a recorrer sus gélidas calles invernales. Los árboles desnudos, testigos mudos de tantos episodios que han protagonizado la historia mundial, parecen susurrarle a los fantasmas que se adivinan en los suaves cantos del viento.

La Berlín antigua sobrecoge y maravilla. Sus edificios, reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial -que terminó en 1945 y dejó gran parte de la ciudad destruida-, parecerían formar parte de una exposición de estilos arquitectónicos. Todos están representados a lo largo de la ciudad. ¿Lo mejor? Sorprenden al visitante, de repente, haciendo del recorrido algo único.

Y es que la modernidad fue tomando los espacios por asalto. Todo converge y se mezcla. Por eso Berlín también es una ciudad alegre. Reinventada a sí misma a partir del año 1990, tras la caída del muro que dividía la ciudad en dos, los nuevos estilos arquitectónicos asaltaron la capital alemana para darle unos espacios llenos de luz que atrapan y maravillan al viajero.

Gracias a ello, los cristales se reproducen por doquier. Cual si quisieran rendirle culto a aquella noche del 9 de noviembre de 1938, en la que se rompieron con violencia, hoy hablan de modernidad. Y ella, a su vez, es un mensaje de paz.

 

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